El príncipe George de Inglaterra, de solo 11 años, se está haciendo mayor. La Casa Real británica prepara al heredero del heredero para el futuro, y como la coyuntura es la que es, el proceso de desinfantilización se está llevando a cabo de manera más previsora. El niño, quien todavía procesa la enfermedad de su madre, de su abuelo e incluso la nula relación con sus tíos y primos Sussex, todavía no es consciente del todo, pero tiene un año para aprovechar el máximo el tiempo. Después empezará un baile extraño y a menudo amargo. Pero así es la vida. Y sobre todo, el negocio familiar que sus parientes tienen montado.
Lo que tampoco sabrá con exactitud George es que sus padres, por primera vez en un montón de tiempo, han vuelto a pelearse. Y que el motivo era él. O mejor dicho, una materia que lo involucra directamente: su educación, su colegio. Pronto empezará la secundaria y tocará cambiar de centro. Guillermo y Kate tienen sus planes al respecto, pero son totalmente diferentes. De hecho, la opción de uno desagrada y mucho al otro bando. Curiosamente, los dos barren para casa: quieren replicar sus modelos sobre el primogénito. El royal quiere dotarlo de una educación tan ampulosa como la suya en el internado de Eton; Kate optó por otro tipo de escuela, sin internarse, y a pesar de parecer menos prestigiosa sobre el papel representó un espacio seguro contra el infierno que vivió de pequeña: el acoso escolar o bullying. "Se sintió horriblemente intimidada. No puede soportar la idea de que su hijo sufra la misma situación".
The Mirror profundiza en este cisma real, en el que la princesa está sacando fuerzas de lo más profundo de su cuerpo para presentar batalla. "Está decidida a evitar que vaya a Eton", aunque la pelea la haya dejado "desconsolada". Sabe que la elección no es solo un capricho personal del marido, sino una tradición de los Windsor, pero no quiere perder el pulso. La discusión duró horas, mientras defendía la opción del Marlborough College en Wiltshire, a donde fue a parar después de abandonar un internado femenino que odiaba con todo su corazón. La fuente afirma que Guillemo habría salido victorioso de la enfrentamiento, pero la decisión todavía no se ha tomado del todo. Kate tiene otro argumento, que destroza a la monarquía británica y a su estilo pasado de moda.
Middleton considera que Eton significaría enviar un mensaje patético a la ciudadanía, después de todos los esfuerzos (algunos de ellos, con resultados muy poco afortunados) por ofrecer una imagen actual y nada rígida de la monarquía: "Es una institución antigua, rancia y elitista, va en contra de todo el trabajo hecho", ha soltado a través de sus íntimos. Razones no le faltan, ciertamente. No hay nada más elitista que este colegio. Pero este es su universo. Que vigile, porque escupir hacia el cielo siempre comporta problemas. Y esta crítica es brutal, puede hacer pupita.