La familia real británica atraviesa uno de los momentos más convulsos de su historia reciente. La salud de Carlos III se deteriora rápidamente. Y el futuro de la monarquía parece colgar de un hilo. Recientemente, el monarca fue hospitalizado debido a complicaciones derivadas de la quimioterapia. Y los médicos han pronosticado que su tiempo como rey podría ser más breve de lo esperado. Le auguran no más de un año de vida.
Una situación complicada en la que una figura central en la línea sucesoria ha llamado la atención por su sorprendente ausencia en estos tiempos tan delicados: el príncipe Guillermo, heredero al trono. En un momento crítico para la monarquía, el príncipe ha optado por retirarse de la vida pública.
Guillermo se esfuma de la vida pública
Junto a su esposa, Kate Middleton, y sus hijos, el príncipe Guillermo ha decidido disfrutar de unas vacaciones privadas, aparcando los compromisos oficiales. Su ausencia en los últimos eventos reales ha dejado a los medios británicos especulando sobre el motivo de su retiro.
El análisis de algunos expertos ha sugerido que esta actitud podría estar vinculada a los temores del propio Guillermo. A pesar de estar destinado a ocupar el trono, parece que la idea de convertirse en rey le genera un profundo temor. Para él, la presión que conlleva asumir el liderazgo de una de las monarquías más históricas del mundo resulta más abrumadora de lo que se podría imaginar. De repente, cuando se ve a las puertas de ser rey, se habría visto invadido por el pánico. Especialmente al pensar en la responsabilidad que ello implica. Cuando Carlos sucedió a Isabel II no se esperaba que le tocaría ser rey tan pronto.
Kate Middleton sí se siente preparada
En el lado contrario, su esposa, Kate Middleton, parece estar mucho más centrada en su papel futuro. La próxima consorte se siente fuerte para afrontar lo que le venga por delante. Después de haber superado un cáncer, heredar la corona no le supone un problema. Todo lo contrario. Se siente completamente preparada.
El contraste entre ambos es palpable. Mientras Kate se proyecta como una figura estable y preparada para lo que está por venir, Guillermo parece estar más que nunca incómodo con la idea de convertirse en el monarca de Inglaterra. A pesar de sus años de preparación y su puesto como heredero, el futuro rey no parece querer cargar con el peso de una institución. La presión pública y las expectativas son una sombra constante en su vida. Algunos miembros de la familia ya pagaron cara esta presión.