La mentalidad de Juan Carlos y Sofía siempre había sido demasiado antigua para los tiempos modernos. Ellos son de otra época pertenecientes a la realeza y querían inculcar a su hijo los mismos valores. Felipe VI cambió mucho cuando viajó a Washington, allí conoció por primera vez el amor disfrutando de una vida totalmente anónima. En ese momento empezaron los quebraderos de cabeza de sus padres, y es que no les agradaba ninguna de las parejas que les presentaba el joven. El hermano de Elena y Cristina era muy atractivo, alto, con cuerpo atlético, ojos claros y príncipe, es normal que fuese todo un seductor. Siempre estaba bien acompañado de mujeres, pero pocas consiguieron conquistar su corazón. Las parejas de Felipe siempre habían sido plebeyas, como Letizia. Sofía y Juan Carlos no saben que novia hubiese sido mejor para él.
Aunque finalmente se decantó por Letizia, con quien formó una familia y acaban de cumplir dos décadas de relación, una de las parejas más conocidas de Felipe fue Isabel Sartorius, de quien estaba profundamente enamorado y con quien le hubiese encantado casarse. Era el amor de su vida, aunque dejó plantado al príncipe porque estaba harta de la presión mediática, alguien se estaba encargando de echar por tierra toda su carrera, y Felipe no salió en su defensa. Se conocieron en 1989 y duraron juntos hasta 1991.
La relación de ambos estuvo basada en el amor, el respeto y la admiración. Se veían unas cinco veces a la semana. Uno de sus mayores refugios fue la finca que el marqués de Mariño, padre de Isabel, tenía en la localidad extremeña de Perelada de la Mata. Sartorius también visitaba en numerosas ocasiones al príncipe en Zarzuela.
Juan Carlos y Sofía intentaron romper la relación de Felipe con Isabel
Juan Carlos y Sofía pensaron que sería una relación pasajera como muchas otras, sin embargo Felipe les anunció que estaba dispuesto a casarse con ella, y es en ese momento cuando los entonces reyes tuvieron que actuar y tirar de contactos para encontrar algo que destrozara la relación para siempre. Fueron los medios de comunicación los que se encargaron de llevar a cabo la tarea más sucia para no perjudicar a los monarcas. De esta forma el príncipe no se enteró que fueron sus padres. La prensa destapó “una vieja causa judicial, sobreseída en su momento, que relacionaba a los Sartorius con el tráfico de drogas. El 7 de agosto de 1992 el general Sabino Fernández Campo había tenido que negociar con el diario sensacionalista Claro para que censurasen un reportaje que iba a publicarse -firmado por José Ayala- con el título de ‘Drogas: la razón por la que Isabel Sartorius nunca será Reina de España’. Allí se hablaba del consumo de drogas de Isabel y de su hermano”. Fue entonces cuando la Reina “se desmarcó de aquella familia” que podía descomponer los por entonces sólidos cimientos de la Monarquía juancarlista.
Fue en ese momento cuando Isabel Sartorius dio un ultimátum al príncipe. O se posicionaba a su favor o al de sus padres y terminaba la relación para siempre. La entonces joven decidió marcharse a Londres para olvidarse de quien creía que era el amor de su vida y empezó una nueva vida, aunque nunca ha tenido mucha suerte con las relaciones.