Desde su controvertida salida de la realeza británica en 2020, Meghan Markle y el príncipe Harry han estado navegando aguas turbulentas en el mundo empresarial, enfrentándose a la dura realidad de la opinión pública en ambos lados del Atlántico. A pesar de su intento por construir un imperio empresarial propio, sus esfuerzos se han visto obstaculizados por la repulsión generalizada hacia la pareja, especialmente en Estados Unidos, donde esperaban encontrar un terreno más acogedor.
El ascenso y caída de Meghan Markle
Nacida en Los Ángeles y catapultada a la fama por su papel en la serie de televisión "Suits", Meghan Markle parecía destinada a un futuro prometedor en Hollywood. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando su romance con el príncipe Harry la llevó al centro de la atención mundial. Aunque su boda en 2018 fue un evento de proporciones épicas, su vida como miembro de la realeza fue breve y tumultuosa, lo que la llevó a buscar nuevas oportunidades fuera del palacio.
Después de renunciar a sus roles como miembros senior de la Familia Real británica, Meghan y Harry se lanzaron a la aventura empresarial, creando una serie de empresas y liderando diversos proyectos audiovisuales en plataformas como Netflix y Spotify. Sin embargo, el último proyecto de la duquesa de Sussex, American Riviera Orchard, una marca de estilo de vida con sede en California, ha sido recibida con escepticismo y desdén por parte del público estadounidense, que se muestra reacio a apoyar a la pareja tras sus controvertidas declaraciones y acciones en contra de la Familia Real británica.
Y es que las polémicas declaraciones de Meghan Markle contra la Casa Real británica, así como su falta de apoyo público hacia el rey Carlos III y Kate Middleton en momentos difíciles, han contribuido a la percepción negativa de la pareja. Su postura distante y controversial ha alienado a muchos, convirtiéndolos en personas non gratas tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos.
El fracaso de American Riviera Orchard y la victoria inesperada de Carlos III
Ahora bien, el lanzamiento de la mermelada orgánica de Meghan Markle, el primer producto estrella de American Riviera Orchard, parecía prometer un éxito rotundo. Sin embargo, el efecto colateral inesperado fue una ventaja para el rey Carlos III, cuya propia mermelada orgánica se agotó rápidamente en la tienda Highgrove Shop. Este giro sorpresivo ha suscitado preguntas sobre las verdaderas intenciones comerciales de Meghan Markle. Según el Daily Mail, las ganancias de la mermelada orgánica de Carlos se destinan a obras benéficas, mientras que las de Meghan van directamente a su cuenta bancaria, lo que ha avivado un debate sobre las motivaciones detrás de ambos negocios. Así que, mientras Meghan Markle y el príncipe Harry continúan su lucha por establecerse como empresarios independientes, enfrentan una batalla cuesta arriba para ganarse la confianza y el apoyo del público. Con la sombra de la controversia acechando sus pasos, el camino hacia el éxito empresarial parece más difícil de lo que nunca podrían haber imaginado.