Hoy es un día grande para la monarquía española. Felipe VI cumple 55 años rodeado de felicidad y de buenas noticias. Su Majestad está pasando por una de sus épocas más tranquilas al frente del Reino de España y podrá, esta vez, disfrutar de su familia y de la compañía de sus allegados más íntimos. Zarzuela no tiene previsto hacer ningún gran acto oficial, sino que Don Felipe pasará su 55ª velada al lado de los suyos. En petit comité y sin majestuosidades. La gran ausente, sin embargo, será su hija la princesa Leonor, que a esta hora ya debe haber llamado a su padre para cantarle a viva voce "feliz cumpleaños". No han trascendido muchos detalles de cómo será esta íntima cita ni sabemos cuántos miembros de la Familia Real acudirán a Zarzuela para tirarle de las orejas al Rey. Lo que sí que se sabe es qué regalos ha recibido el monarca. Son dos y son muy especiales.
Y es que los cumpleaños saben mejor cuando los regalos son en forma de amor, cariño y reconciliaciones. ¿De qué sirve regalar un collar si no te hablas o apenas tienes trato con la persona a la que se lo regalas? Es absurdo. Los Borbones tienen un corazón profundo, de sangre azul, pero profundo. Es por eso que Felipe soplará velas este año con el corazón en paz: se ha reconciliado con la Infanta Cristina y con su padre Juan Carlos. Ya es otro.
Una nueva época con Juan Carlos
El emérito sigue en Abu Dabi, bien lejos de España. Hace poco cumplió 85 y, aunque Felipe no fue a visitarle, seguro que lo llamó por teléfono. La situación nada tiene que ver a la de hace un año, donde JuanCar ya preparaba el conocido como show de Sanxenxo. A Felipe VI le sentó muy mal aquella situación y el monarca tuvo que llamarle la atención al emérito. Estaba dando una mala imagen de la monarquía constitucional. A partir de entonces, las aguas se calmaron y solo el show de Westminster eclipsó la buena relación entre 'El Campechano' y 'El Preparao'. Juan Carlos protagonizó un desagradable episodio partiéndose de la risa en el funeral de la Reina Isabel. Letizia lo fulminó con la mirada. Ahora, cuatro meses después, Felipe y Juan Carlos ya viven otra etapa. La de buen padre y buen hijo. La de volver a quererse: lo demostraron en Tatoi, con un tierno abrazo.
La reconciliación con la Infanta Cristina
Felipe y su hermana La Infanta Cristina siempre habían sido grandes hermanos. De pequeños correteaban y jugaban a todo. Rara vez se peleaban y eran considerados los mejores hermanos de los tres hijos de Sofía y Juan Carlos. Sin embargo, con el paso de los años, cuando Felipe ya era Príncipe estalló el caso Nóos y eso hizo enfadar mucho a 'El Preparao'. La imagen de Iñaki Urdangarin y Cristina manchaba la monarquía, institución que heredaría en breve. Ahora, pasados unos años ya de la crisis de Nóos y con fuego nuevo y energías renovadas, ya se llevan bien. Casi como antes: son muy buenos hermanos. Hoy seguro que disfrutarán juntos las 55 primaveras del Rey.