Año 2003. Felipe y Letizia planifican la petición de mano y saben que los reyes Juan Carlos y Sofía no se lo pondrán fácil. Ya hicieron fracasar la relación del futuro rey Felipe con la modelo noruega Eva Sannum, y era conocido y publicado que Letiza no les convencía. La prensa del corazón y el CNI indagaron en el pasado de Letizia Ortiz Rocasolano para encontrar algún hecho escandaloso que hiciera que Felipe se echara atrás. La primera boda civil de Letizia, con su profesor de Instituto Alonso Guerrero, no impedía una boda por la iglesia según los cánones monárquicos. Una reina divorciada no sería un escándalo pero otro secreto del pasado provocaba terror que saliera a la luz pública. Lo destapó su primo David Rocasolano en el libro Adiós Princesa: Letiza abortó voluntariamente un año antes de prometerse con Felipe.
El primo de Letiza especula que el padre tenía que ser el presentador de TV David Tejera, exnovio antes de Felipe, y en el libro aclara que el periodista de Cuatro no sabía nada del embarazo. La escena que narra el primo no es de oídas ni de una fuente interesada: es el mismo primo, abogado de profesión, quien fue citado en Zarzuela por Felipe y Letizia y allí le hacen un encargo muy delicado: que consiga y destruya las pruebas de la interrupción voluntaria del embarazo de Letizia en el año 2002. "Tuve un aborto hace un año en la clínica Dator de Madrid". Letizia sigue explicándose a su primo: "Fue una intervención de la que me gustaría que no se supiera nada". Y la clave es esta: "No lo entiendes, si esto lo sabe la madre de Felipe, la boda es inviable".
Letizia: "Quiero que vayas a la clínica y limpies todos los papeles que hay allí". Felipe: "Esto hay que hacerlo ya". El primo se pregunta cómo teniendo todo un Estado para protegerle, el futuro jefe del Estado recurre a un joven abogado como él. La respuesta es que "Felipe no se había atrevido a encargárselo a alguien de su entorno porque temía que se filtrara la información al rey". El primo no salía del asombro. Una cosa era que le encargaran, como sucedió meses después, que el padre de Letizia no fuera a la boda real con su segunda esposa. Pero aquello era diferente, un trabajo de James Bond. "Estábamos dando un pequeño golpe de Estado íntimo y muy arriesgado: Felipe y Letizia estaban solos en este problema."
Nueve días antes de la petición de mano de los actuales reyes de España, el primo logró los papeles de la clínica, y los quemó en el fregadero de la cocina de su casa. Letizia lo llamaba cada día y aquella llamada final fue de nervios y alivio "Necesito que me digas exactamente lo que has hecho cono los papeles...Gracias, David. Te lo agradecemos". Y el primo permitió que se celebrara un año más tarde un matrimonio que nunca se habría producido con la oposición de la religiosa reina Sofía y el cardenal ultraconservador Rouco Varela. Quien se casaba por la iglesia era la que la prensa española podría haber titulado "La reina excomulgada". El primo conoce el Derecho canónico y un aborto voluntario implica excomunión automática. Pero una vez más un velo de silencio lo tapó todo.