La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?, que preguntaba el poeta uruguayo Rubén Darío en su célebre sonatina. Ahora, sin embargo, la pregunta es otra: La reina se ha ido, ¿a dónde ha ido la reina?. Uno de los secretos mejor guardados de la monarquía española estos días, a donde ha ido a parar Letizia aprovechando el puente de la Purísima.
Desde el viernes, ni rastro de la asturiana, que podría haber aprovechado estos cinco días para hacer las maletas y marcharse a algún destino secreto para estar unos días lejos del foco mediático. Que si se ha marchado con su marido Felipe, que si se les ha añadido su hija pequeña, Sofía, que si han ido madre e hija solas... Como siempre, máximo hermetismo en torno a las escapadas reales. En Zarzuela ya se estila eso de la poca transparencia.
Esta pregunta, de momento, queda sin resolver, pero quien ahora ha hecho abrir los ojos y ha revelado uno de los grandes secretos de la reina Letizia ha sido, quien si no, Pilar Eyre. La cronista azul por excelencia, a través de su artículo semanal en la revista Lecturas, ha puesto luz a la oscuridad sobre una de las principales características físicas de la asturiana: sus brazos.
De un tiempo a esta parte, Letizia aparece públicamente más musculada que Arnold Schwartzenegger y Sylvester Stallone juntos. Unos brazos donde se puede picar piedra. Unos bíceps que cuando Letizia entra en una habitación, primero llegan ellos y media hora después, la reina.
Probablemente la parte del cuerpo que más llama la atención en sus seguidores, y no es para menos. Y ahora, la periodista y escritora ha aportado sus conocimientos e investigaciones para dar respuesta a por qué lucen tan fibrados en los últimos tiempos... "Y no, no son precisamente la cirugía y los retoques".
Letizia, amante de pasar por quirófano, no le debe precisamente al bisturí el aspecto de su musculatura en los brazos. A pesar de las leyendas urbanas que circulan por todas partes, Eyre revela que "me dicen que su principal trasformación la debe a la hora diaria de pilates que realiza con un exigente entrenador en el gimnasio particular de la Zarzuela".
Una hora de pilates. Caiga quien caiga. Pero no sólo. También apunta la periodista que otro de los secretos que se esconden detrás de los brazos de la reina, es que los últimos tiempos "Se ha convertido también en una adicta al 'masaje de remonte', una técnica para conseguir unos brazos y rostro firmes solo con intervención manual y cremas".
Pilates y masajes 'de remonte'. Aquí está la clave. Letizia, pues, que no llega a los extremos esperpénticos de algunos antepasados de su marido. Y en este sentido, quien se lleva la palma es la bisabuela de Felipe, una reina Victoria Eugenia que "dormía a veces con un bistec crudo en cada mejilla y por la mañana se ponía crema Pond’s, de la que llegó a ser imagen” para preservar su juventud... Bistecs en las mejillas... Todo llegará. En Letizia, nada nos sorprendería.