Dos semanas. Es el tiempo que Letizia ha estado cerradaen su habitación, aislada del resto de la familia real española. La reina de España estuvo en contacto con Irene Montero, positiva en coronavirus, el 6 de marzo. Así que, por precaución, el doctor Manuel Martínez Pérez la obligó a confinarse con mascarilla y guantes y pidió que sólo pudiera visitarla una enfermera. Una temporada, completamente apartada del resto, que acababa el 26 de marzo, reveló hace unos días la cronista real Pilar Eyre. Efectivamente, Letizia ha reaparecido este jueves al lado de Felipe haciendo una videoconferencia con Juan Roig, el presidente de Mercadona. Y lo ha hecho con una cara nueva:
Las últimas fotos que hay de Letizia antes del confinamiento son en París, de visita oficial con Emmanuel y Brigitte Macron. Quince días después, su fisonomía ha cambiado totalmente, más estirada por el lado de los ojos, sin sus habituales arrugas en los párpados y con unos labios más pronunciados. Una transformación que indica que se podría haber hecho la estética. Curioso, teniendo en cuenta que la reina española tenía que pasar todo este tiempo sola y apartada. El caso es que no hay que ir a una clínica para infiltrarse bótox. A la monarca la ha visitado diariamente una enfermera durante la cuarentena, y ha podido pincharle la sustancia sin ningún problema.
En tiempo de crisis sanitaria, la casa real española está al lado de los profesionales de la salud. Sobre todo de los que se dedican a la cirugía plástica.