Qué semana la de los reyes de España. Agotadora, inhumana, bestial. Cuánto trabajo. Que si recibir la 'medalla de "horo"' de Andalucía, que si visitar Barcelona rodeado de su guardia cortesana, que si una recepción oficial a los líderes de Corea... están sudando la gota gorda y ganándose el descomunal sueldo que les pagamos entre todos los plebeyos, sin duda. Olé tú. Son los empleados del mes del reino.
Cada acto de los monarcas, sin embargo, deja imágenes y anécdotas para recordar. Algunas espeluznantes por las escenitas y los teatrillos que dejan a su paso. Por ejemplo, el que coronó el encuentro entre Letizia y Kim Jung-Sook, primera dama de la República de Corea, durante la visita a las instalaciones de la Fundación ONCE. Al acabar el recorrido, Letizia sacó el monedero (es una suposición) y compró unos cuantos cupones a uno de los vendedores de la organización para regalar a su invitada, y quedarse alguno por si acaso sonaba la flauta. El acto podría ser simbólico, pero deja preguntas en el aire: ¿lo pagó de sus ahorros personales? ¿O la cosa va 'a escote' con los españolitos? Y lo que más preocupa: ¿y si le toca? ¿Lo repartirá? ¿Se retirará? ¿Lo donará o irá a parar a alguna fundación extraña en un paraíso fiscal, como el suegro? ¿Y si la agraciada es la coreana? Ains, qué nervios.
Letizia no ha tenido bastante con encontrar el' sueldazo nescafé' de la monarquía. Quiere más. Zarzuela provoca un fenómeno extraño entre sus inquilinos.