La reina Letizia tardará en olvidar el día de hoy. No nos extraña que haya declinado la invitación a ir al Castillo de Windsor donde Carlos III ha invitado a las casas reales asistentes al funeral a asistir a la ceremonia religiosa que precederá al sepelio de Isabel II. La asturiana no tenía claro si ir porque tiene previsto volar a Nueva York en un vuelo comercial para participar en una serie de compromisos con motivo de la Asamblea General de la ONU y la necesidad de permanecer en Windsor hasta que finalice el acto podría impedírselo. Esta sería la versión oficial. La de verdad quizás tiene más que ver con que tenía unas ganas locas de salir por patas de allí.

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Letizia y Felipe, en el funeral de Isabel II / GTRES

Y es que el funeral ha sido un via crucis, y no nos referimos a ninguna nomenclatura religiosa por la muerte de la reina británica. Ha sido una cruz especialmente para la reina Letizia, que ha visto cómo todos los astros se alineaban para tocarle las narices, habrá pensado la mujer de Felipe. Primero, por comprobar cómo le sentaban a su lado a un hombre que detesta, su suegro. El rey Juan Carlos, con toda la jeta del mundo, no sólo declinó la invitación a asistir al sepelio, sino que ha ido, se ha sentado al lado de su nuera y ha dado una imagen lamentable que han visto en todo el país. Explica Jaime Peñafiel en El Mundo, como justificando el cuadro de ver a los reyes y los eméritos sentados juntos, que la cosa no ha tenido nada que ver con un juego perverso de las sillas por parte de Zarzuela. Explica el cronista azul que "la ubicación ha sido decisión de la casa real británica y Felipe no ha estado sentado junto a su padre. En medio de ambos, su esposa, Letizia. Cierto es que a Felipe no le ha gustado ni mucho ni poco ni nada. Y mucho menos a Letizia sentada junto, muy junto, al Rey Juan Carlos. La expectación y polémica que había en España sobre si existiría o no imágenes de padre e hijo juntos, un tanto morbosa, si le haría un flaco favor el padre al hijo si esto ocurriera, el protocolo británico, de un plumazo, lo ha arreglado sabiamente".

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Funeral por Isabel II, con los reyes y los eméritos juntos / GTRES

Lo que no ha arreglado de ningún plumazo el protocolo británico es el numerito esperpéntico que ha protagonizado el Borbón octogenario, cuando en medio de la ceremonia se ha empezado a partir la caja, una actitud muy apropiada para el momento que estaban viviendo. La cara de Letizia, fulminándolo con la mirada, es lo bastante explícita de las ganas que hubiera tenido la reina española de que hoy hubieran celebrado un funeral real más, aparte del de Isabel.

Del funeral, sin embargo, queda otra imagen que ha pasado más desapercibida. Porque si no éramos suficientes, todavía faltaba otro invitado que Letizia detesta. Fíjense en cómo estaba sentado el resto de royals. El protocolo británico ha considerado que la familia real española ocupara un lugar ante los reyes belgas y los de Luxemburgo y Mónaco, por detrás de Margarita de Dinamarca y su heredero, los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, y los de Holanda, Guillermo y Máxima Zorreguieta. En la misma hilera, Harald y Sonia de Noruega. Sin embargo, ¿quién más había, a dos palmos de Letizia, casi soplándole el cogote, y probablemente, dedicándole más de una mirada cargada de odio? Su archienemiga, Marie-Chantal Miller, al lado de su marido Pablo de Grecia. ¿Recuerdan? Aquella que después del desaire de Letizia a Sofía (griega) en la Catedral de Palma, la dejó de caer de un burro: "¡Eso es horrible! Ninguna abuela merece este tipo de trato!. Letizia ha mostrado su verdadera cara". Verán a Marie-Chantal en diagonal a Letizia dos bancos por detrás:

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Marie-Chantal, la sombra de Letizia, en el funeral de Isabel II / GTRES

Además, Marie-Chantal tiene otra espina clavada: "Marie Chantal no le perdona a Letizia su actitud distante en el cementerio de Tatoi en el 50 aniversario de la muerte del rey Pablo de Grecia. Tampoco que no acompañase a Felipe en la gran fiesta de cumpleaños que le preparó a su marido en Londres"según explicaba el difunto escritor y periodista Carlos García-Calvo. La duda es, ¿se habrán cruzado la mirada en algún momento? ¿Le habrá dicho cuatro cosas bien dichas Marie-Chantal a Letizia?