La reina Sofía cumple hoy 80 años. Llega un día muy especial para la emérita, que arranca una nueva década mientras la Casa Real está en llamas. La imagen de la monarquía nunca había estado tan estropeada, como tampoco se había escuchado últimamente un clamor tan contundente a favor de instaurar una república. Además, tampoco gusta ver que la misma familia está absolutamente rota. No se soportan entre ellos y lo han hecho evidente públicamente desde el desprecio de la reina Letizia hacia Sofía ante la catedral de Palma, que supuso un antes y un después.
Este año ha sido muy complicado para Sofía. Pero hoy a buen seguro que lo intenta olvidar todo durante la gran fiesta de cumpleaños que ha organizado. Este mediodía reunirá a toda la familia y algunos de sus amigos más próximos a La Zarzuela, lo que ha generado una expectación inmensa. La infanta Cristina y los pequeños Urdangarin vuelven a casa después de unos años 'exiliados' y tratados como la oveja negra de la familia.
La oposición de Letizia y Felipe no habría tenido bastante fuerza y tendrán que compartir un rato con ella. Que habrá tensión parece evidente, pero ¿intentarán esconderlo y publicarán una foto de todos juntos? El precio que tendría ver los eméritos con los tres hijos es incalculable... Ya por la tarde Sofía y Juan Carlos tienen previsto disfrutar de un plan romántico, cuando asistirán a un concierto en el que homenajearán a la monarca.
Mientras tanto, sin embargo, es hora de hacer un resumen a estas ocho décadas de la Reina. Jaime Peñafiel ha dedicado todo un libro a hacerlo, mientras que Pilar Urbano ha escrito un tierno artículo en Vanity Fair en el que aplaude la figura de Sofía y recupera algunas declaraciones que evidencian qué piensa la emérita sobre el trabajo que ha hecho.
Primero de todo, la cronista quiere que tengamos una idea bien clara: "Sofía ha sido reina emérita consorte con un rey emérito ausente", un papel complicado que le habría colocado en una situación difícil. La separación del marido parece evidente, ya que hace mucho que no se dejan ver públicamente. Además, cada día aparece una nueva amante del emérito...
Todo eso no ha impedido, eso sí, que ella siguiera con una idea bien clara: "una reina no debe decir lo que piensa ni en público ni en una reunión con invitados". "Se tienen que tener los nervios templados y aguantar, aunque te estén manchando, porque los reyes no se defienden. Y eso cuesta, ¿eh? Hacerse el sordo cuesta, hacerse la tonta cuesta, callarse cuesta. Pero tienes que tragarte el sapo, muchos sapos, y continuar la vida: recibir, saludar, sonrisa, "qué tal", como si nada".
Sofía habría confesado a Urbano que para ella reinar no es ni un derecho ni un privilegio, sino un deber y una exigencia: "Para mí reinar es servir. Servir con frío o calor, con fiebre o sin fiebre, con ganas o sin ganas. En esta casa hay tres palabras que nunca pueden decirse juntas "no me apetece". Reinar es vivir para los otros".
"A mí me han programado cada día y cada hora de mi vida en función de los intereses del país. He ido a dónde convenía por el bien de los otros. El rey es Juan Carlos, pero la Corona es la familia real. Todos tenemos que poner el hombro y portarnos porque nos miran con lupa. En la monarquía constitucional hay una cosa que se paga muy cara, el escándalo. Los ciudadanos exigen a la familia real una ejemplaridad. Y están en su derecho, se los tenemos que dar. O sirves y te sacrificas, piensas muy poco en ti y mucho en los otros o zas, llega lo que no puedes evitar y ya es tarde", añadía contundente. Unas palabras que podría aplicarse la reina Letizia, que parece que no lo tiene tan claro como su suegra...
Esta mentalidad es propia de una reina que ha servido al país durante casi 40 años. Sabe cuál es su papel y ha sido educada para hacerlo perfecto: sin ninguna queja ni mala cara. Su marido le ha convertido en la cornuda de España, la nuera le ha dejado en evidencia, su hija se ha casado con un corrupto que ha acabado en la prisión... Da igual, ella sigue con la agenda oficial sonriente como si nada hubiera pasado. Quizás por eso las críticas en la Corona no le afectan, casi, y la gente tiene una imagen de ella más positiva. Fiel y servicial. Una Reina que hoy cumple 80 años en medio de una Casa Real que traquetea.