Las reinas de España, la actual y la emérita, siempre han tenido una relación peculiar. Y por peculiar queremos decir mala. El mejor ejemplo, el numerito de la Catedral de Palma, donde Letizia hizo todo lo posible para evitar que la abuela se fotografiase con las nietas Leonor y Sofía. Un episodio pasivo-agresivo entre suegra y nuera en el que las pequeñas también metieron baza, apartando con el brazo a la reina Sofía, seguramente bien adoctrinadas por su madre. Ha llovido mucho desde aquel año 2018, muchísimo. Casi nada es como antes. Incluso parece que están más cerca que nunca, aunque 'la cabra tira al monte' y las fricciones continúan.
Una de las razones de su enemistad, al margen de los escándalos de Juan Carlos y los consentimientos de la griega, es que Letizia y Sofía se parecen más de lo que pensamos. Y ya se sabe: dos caracteres similares chocan y se repelen. De hecho podríamos decir que la mujer de Felipe VI ha aprendido algunas cosas de su suegra, como por ejemplo la altivez. Sofía, a la que muchos consideran como una mujer entrañable, incapaz de hacer daño a una mosca y que siempre tiene una sonrisa y una buena palabra en la boca, tiene también una cara 'B'. Y es oscura.
La cronista real catalana Pilar Eyre, autora de un libro muy vendido sobre la emérita ('La Soledad de la Reina'), ha revelado una anécdota muy ilustrativa sobre la altanería que gasta cuando cree que nadie le presta mucha atención. Un episodio que nos hace recordar una escena similar de la nuera, y que tuvo lugar durante unas vacaciones en Mallorca, cuando la Familia Real visitaba el barrio de Son Roca, en Palma, concretamente las instalaciones del proyecto socio-educativo Naüm. Los niños y niñas del centro, también algunos adolescentes, tuvieron el "privilegio" de hacer preguntas a la princesa Leonor. Con total libertad, y tal. Una de las valientes que cogió el micrófono pudo comprender hasta dónde llega esta libertad al dirigirse a Leonor: "¿Qué quieres ser de mayor?". Se quedó con las ganas, porque la respuesta salió de los labios de la madre. Más que respuesta, una bofetada sin manos de Letizia Ortiz: "Lo que quiere no, lo que debe ser". Marcando paquete, vaya.
Pues bien, la reina Sofía hizo una cosa muy parecida en un vuelo de Iberia cuando las niñas eran pequeñas, dejando a una azafata del avión que quería ser educada y amistosa con un palmo de narices. Y es que el problema es que nadie, absolutamente nadie, puede tener la osadía de tratarlos como gente normal, no. Son especiales, por la gracia de... vete a saber quién. La tripulante, explica Eyre, se acerca a ella y le dice: "¿Las niñas cómo están?". La torta la define: "Las niñas no sé cómo están, las Infantas muy bien, gracias". Todo muy 'campechano', próximo, elegante. Si lo llega a saber, le hubiera hecho la pelota 'Rita la Cantaora'.
Viven en otro planeta y se creen superiores. También lo son sus miserias, que no te las acabas. Y esta es la abuela buena, tú.