Este mes será muy decisivo para Leonor, pero también para la reina Sofía. La princesa cumplirá el próximo 31 de octubre la mayoría de edad. Jurará la Constitución ante el Rey y unas horas más tarde se celebrará en El Pardo una fiesta privada que reuniría a cientos de personas, entre los que se encontrarán familiares, amigos íntimos y otras monarquías. A partir de ese momento la hija de Felipe y Letizia deberá asumir mayores responsabilidades. Algunos actos institucionales recaerán en ella. Además, acudirá sola, sin sus padres y sin su hermana. Los reyes han aumentado su agenda institucional de compromisos, con la llegada de Leonor y próximamente de Sofía, la presencia de la reina Sofía en la institución será totalmente innecesaria.
La reina Sofía se ha mantenido al servicio de la institución durante cincuenta años, las primeras cuatro décadas como reina y la última como emérita. Cuando explotó el caso Nóos, los reyes decidieron apartar a todos los miembros de la familia real, se les retiraron las funciones y el sueldo que percibían de los Presupuestos Generales del Estado. La mujer de Juan Carlos era la única que las percibía porque se creía que era la víctima de las travesuras del emérito.
Sin embargo, la reina Sofía nunca ha sido bien tratada por parte de la nueva reina. Con Letizia siempre ha habido una cierta rivalidad. La madre de Felipe le enseñó a ser reina, pero la madre de Leonor consiguió superar esa sombra tan alargada, ahora quiere hacerle entender que ella no es nadie, y la reina ahora es ella. La jerarquía ha cambiado y no le debe ningún respeto institucional.
El final de la reina Sofía de la institución, alejada de sus nietas para siempre
Letizia ha conseguido librarse de todos y mejorar la imagen de la corona, menos de Sofía. Con la llegada de Leonor a la mayoría de edad, la reina ha hablado con Felipe para jubilar a su madre. Tiene 84 años y es momento de dejarla descansar. Además, recientemente se ha conocido que su hermana, Irene de Grecia, sufre la enfermedad del olvido. Tendrá más tiempo para ella.
La reina Sofía siempre se ha sentido humillada, como si nadie la hubiese querido nunca. Una familiar de segunda, o casi de tercera. Nunca ha tenido una excelente relación con sus nietas porque no han crecido con ella. Siempre era Paloma Rocasolano quien se instalaba a Zarzuela para cuidarlas cuando Letizia y Felipe tenían algún compromiso institucional o un viaje. La emérita siente envidia de la madre de la reina. Siempre está en todas partes, y a ella la apartan o no la dejan ir. La gran protagonista de los últimos años en Oviedo es Paloma, Sofía, aunque es la emérita no interesa lo más mínimo.