El pasado martes, la reina Sofía ingresó de urgencia en la clínica Ruber de Madrid por una infección en el tracto urinario. Aparentemente evolucionaba de forma favorable, no obstante, los médicos prefirieron que se quedase ingresada unos días mientras recibía antibióticos por vía intravenoso, que son más efectivos. Felipe VI no quiso que la visitasen en masa para que no corriesen los rumores de un estado grave.
Se temía lo peor, y es que en las últimas apariciones la mujer de Juan Carlos I ha presentado un estado más débil, dificultad al articular palabras, falta de movilidad y, lo más preocupante, algún que otro despiste que Casa Real subsanó para que pasase inadvertido.
La reina Sofía no deja de tener una edad avanzada y empiezan a aparecer problemas de salud típicos de sus años. Sin embargo, Felipe, que siente un profundo amor hacia su madre, está muy pendiente de su evolución. Un equipo médico la atiende diariamente en Zarzuela, el mismo que se ocupa de Irene de Grecia, que hace un año se rumoreó que podía padecer Alzheimer.
La reina Sofía no está recuperada
Felipe VI había programado un viaje a Polonia para la reina Sofía esta semana y de esta forma desmentir todos los rumores de un mal estado de salud. Sin embargo, este viaje podría ser cancelado. Fuentes cercanas a Zarzuela aseguran que la reina Sofía no se encuentra bien. Todavía ni ha salido de la cama, está muy cansada. El rey llamó al equipo médico de madrugada para que la atendiesen de urgencia. Parece que está estable pero debería descansar, no es buena idea que viaje esta semana. Aún está recibiendo antibióticos por vía.
Felipe no se ha separado de su lado en toda la mañana. Ha llamado a sus hermanas Elena y Cristina para que estén al corriente. La mayor ya se ha presentado en palacio.
Aún estarían pendientes de los informes neurológicos de la última semana. Debido a la enfermedad de Irene han querido examinar a la reina Sofía por sus últimos olvidos. La Casa Real está en alerta.