Hay un grupo de personas en España que están demasiado bien acostumbradas a que una legión de palmeros les rían las gracias, les digan que sí a todo, les hagan genuflexiones a su paso y todo el mundo pierde el norte, por no decir otra cosa, para satisfacerles. Evidentemente, hablamos de los Borbones. España es un país donde parece que todo el mundo esté encantado de la vida de ser vasallo y rendir pleitesía a un manojo de personas sin oficio ni beneficio que van por la vida exigiendo un trato diferencial, porque yo lo valgo. Los reyes y su familia están acostumbrados a que todo el mundo los trate con un respeto reverencial, por eso, el vídeo que ha publicado Pilar Eyre en su canal de YouTube sobre curiosidades en el trato a la monarquía española es hoy más imprescindible que nunca. Por ejemplo, para saber cómo un político se negó a lo que hacían todos: hablarle de usted a Juan Carlos y que a cambio, Juancar les hablara de tú. La escritora se refiere a Santiago Carrillo, el histórico comunista y una de las dos únicas personas a quienes el borbón hablaba de usted, y que se llegó a apreciar. El otro político a quien también trataba de usted, pero por un motivo bien diferente, es José María Aznar.
"A Aznar lo odiaba a muerte y precisamente quería distanciarse de él con el usted". Sobre esta cuestión, explica jugosas anécdotas de cuando los hijos del emérito, el ahora rey Felipe y las infantas Elena y Cristina, eran pequeñas y se acostumbraron rápidamente a las costumbres y a que todo el mundo les bailara el agua. Explica Eyre que se decidió que a los hijos del rey se les tenía que llamar alteza y a las infantas señora y hacerles reverencias... a unas niñas de 9, 10 años. Y ellas, encantadas de la vida, aunque había clases y clases en la familia real, porque Felipito, al ser niño, al ser el heredero, a pesar de ser más pequeño que sus hermanas, tenía que estar por delante de ellas. ¿En qué se notaba, en aquellos años mozos? En detalles como a la hora de la merienda: "cuando merendaban por las tardes tenía que merendar antes don Felipe que ellas, si atravesaban una puerta, tenía que pasar antes don Felipe que ellas... Elena lo interiorizó bastante y a Cristina no le ha preocupado nunca demasiado".
La que también se acostumbró rápidamente a hablar de tú al servicio y a que a ella le hablaran de usted fue la reina Letizia, y a raíz de lo que comenta la escritora sobre cómo la infanta Elena lo interiorizó bastante, solo hay que recordar lo que pasó hace unas semanas, cuando un grupo de periodistas le iba gritando "Elena, Elena! , y ella, altiva y enfadada, reclamó que si alguien quería dirigirse a ella tenía que llamarle "Doña Elena". Como se suele decir, de tal palo tal astilla, porque otra que se indigna con facilidad cuando no le hacen suficientemente la rosca es la reina Sofía. En este sentido, Eyre explica una anécdota sensacional y paradigmática, bastante significativa de cómo se las gasta la emérita. Recuerda un viaje en avión, cuando las infantas eran pequeñas, y una azafata de vuelo, "haciéndose la simpática, le preguntó: '¿Cómo está, majestad? ¿Y las niñas, cómo están'?... Y la reina la miró, le dirigió una mirada así, y dijo: 'Las niñas, no sé cómo están... Las Infantas, de puta madrrrre'".
Carambas... Sí que es fino el trapo de cocina. Estos son los humos de los Borbones. Ya lo saben, si algún día quieren ver a Sofía echando fuego por las muelas, pregúntenle por las niñas.