Hace una semana que la reina Sofía se instaló en Marivent como todos los años, aunque en esta ocasión sin el apoyo de su familia. Debido a la competición de los Juegos Olímpicos, Leonor y Sofía han pasado varios días en París, igual que Letizia, y este lunes ha sido Felipe el que se ha marchado a la capital francesa para sustituir a su mujer y sus hijas. Casa Real se ha volcado con estos juegos, y le ha servido de excusa para pasar tiempo separados.
Marivent es un lugar donde la reina Sofía ha encontrado paz y tranquilidad alejada del ritmo burocrático de Zarzuela. Allí ha pasado sus mejores veranos rodeada de toda la familia. Sin embargo, desde que Juan Carlos abdicó y saltó por los aires el caso Nóos, la familia se ha dividido en dos. Casa Real se ha desvinculado totalmente del apellido Borbón y ello ha provocado que la emérita no pueda reunir a toda la familia al completo. Cuando Felipe y Letizia están con sus hijas en la isla, el resto no pueden acceder.
La reina Sofía ha perdido a su hermano Constantino y ve como Irene de Grecia no se acuerda de nada
La reina Sofía se hace mayor y se ve cada vez más sola. El pasado domingo se reunió con Leonor, Sofía, Letizia y Felipe para la típica fotografía familiar de todos los veranos. Allí muestran que son una familia unida. En esta ocasión, la emérita ha contado con la visita de dos grandes amigos suyos. Tatiana Radziwill y su marido, Jean Henri Fruchaud. Tatiana es para la reina Sofía como una hermana. La octogenaria aparecía en silla de ruedas y era Leonor la que la empujaba.
Sin embargo, las cámaras se centraron en la mayor preocupación de la reina Sofía. Se creía que este año Irene de Grecia no iba a acudir a la habitual cena en Palma de Mallorca por su delicado estado de salud, pero finalmente reapareció dejando una estampa muy preocupante. La infanta Sofía acompañaba a la tía Pecu, que en esta ocasión, por primera vez, paseaba en silla de ruedas. Se le marcaban mucho los huesos del craneo y presentaba un aspecto pálido, además de la mirada totalmente perdida, como desorientada.
La última vez que se pudo ver a Irene de Grecia fue en el cumpleaños de la infanta Elena. La octogenaria andaba por su propio pie, aunque iba cogida del brazo de la infanta Cristina. En pocos meses su estado de salud ha empeorado considerablemente. La princesa ya no sale de casa, cuenta con personal sanitario a su servicio las 24 horas del día. La emérita está muy preocupada porque la enfermedad está avanzando demasiado rápida. En poco tiempo ha perdido a su hermano Constantino y ha visto como su hermana Irene no recuerda ni quién es.