La reina Sofía no atraviesa un buen momento anímico. Está muy preocupada por el estado de salud de su hermana Irene. Hace un mes la revista Lecturas reveló en exclusiva que padecía Alzheimer. La enfermedad se encontraría en un estado muy avanzada, ya habría olvidado muchos recuerdos. Además, presenta un importante deterioro cognitivo. Y no solo eso, la emérita se ve totalmente desplazada de la familia. Es una mujer muy tradicional y familiar, y está harta de ver a su familia dividida en dos. Ha tenido dos oportunidades para juntarse al completo, pero no lo ha conseguido. Su ilusión es reunirse con sus ocho nietos antes de morir, pero siempre hay alguna falta. En esta ocasión, Victoria Federica y Juan Urdangarin.

Felipe VI está muy preocupado por su madre. Hace tan solo una semana rompió a llorar en su último acto, una entrega de premios, donde recordó los buenos momentos. La emérita tiene una salud de hierro, pero empieza a abandonarse. No es feliz. Desde que murió su padre en 1964 a causa de un cáncer de estómago, la mujer de Juan Carlos se preocupó de su alimentación. Se hizo vegetariana. Prohibió las carnes rojas en su menú. Principalmente comía verduras y frutas, huevos, lácteos y pescado.

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El vicio oculto de la reina Sofía que comparte con Letizia

Sin embargo, la reina Sofía no es tan saludable como parece a simple vista. La emérita y la actual reina comparten un vicio que han llevado siempre a escondidas por su imagen. Como la mujer de Juan Carlos, la de Felipe VI también lleva un cigarro siempre en el bolso. En momento de demasiado estrés necesita fumarse uno, y lo ha hecho siempre en absoluto secreto ya que no estaría bien visto, y menos con su obsesión por una vida saludable. Pero a Sofía de Grecia le pasa exactamente igual. Desde siempre se sabe que a la reina le ha gustado fumarse un cigarro después de comer. No obstante, solo lo hace si come en casa de forma relajada, o con la familia.

reina Sofía

La madre de Felipe VI, según se cuenta en “Doña Sofía. La Reina habla de su vida” de Carmen Enríquez y Emilio Oliva, era una fumadora habitual: ** “Llegué a fumar hasta diez cigarrillos diarios cuando fumaba con más asiduidad”.** La reina comenzó a fumar, según comenta la misma publicación, “para parecer mayor, como tantas otras amigas, entonces era muy común empezar a fumar por tonterías así”. Y no es la única de la familia. Victoria Federica también es una adicta a la nicotina.

Juan Carlos I también es un fumador ocasional, aunque él es más de puros. Debido a sus problemas de salud es algo que ha abandonado, aunque aún se da un capricho de tanto en tanto. “Cuando dejé el tabaco”, comenta la reina en el libro de Enríquez, “el rey dijo que también lo iba a dejar. Y lo hizo, pero con un truco. Es verdad que dejó los cigarrillos, pero siguió fumando, aunque sólo puros”.