La reina Sofía es una figura clave de la historia de la monarquía española. A diferencia de Juan Carlos, que se marchó de la institución por la puerta de atrás, la emérita es la única que ha mantenido sus funciones institucionales debido a su papel de víctima. Las fechorías de Juan Carlos y sus infidelidades la convirtieron en una heroína para la ciudadanía. Además, la madre de Felipe siempre se ha dedicado a la corona por encima de su labor de madre y mujer. Ha priorizado a la institución. A día de hoy lleva más de 50 años al servicio de la monarquía, y aunque ahora la reina es Letizia, ella continúa pidiendo que se respete la jerarquía. Toda su familia, amigos, incluso el personal de servicio le hace la reverencia. Sin embargo, ha perdido el control de una parte del servicio, ya la madre de Leonor y Sofía ha cogido las riendas, pero ella aún sigue exigiendo.

reina Sofía

De cara al público, la reina Sofía siempre regala una sonrisa. Se ve como una mujer entrañable. Sin embargo, la realidad es muy distinta. El personal de servicio que la conoce muy bien habla muy mal de ella, especialmente de su carácter tan exigente. A veces ha tratado a los trabajadores con desprecio, haciéndoles ver que son menos que ella.

La reina Sofía es una mujer exigente e insoportable para el personal de servicio de Zarzuela 

Pilar Eyre habló personalmente con una trabajadora que dejó Zarzuela y preservó su identidad. Los empleados firman un contrato de confidencialidad para no decir ni una palabra de lo que sucede en esas cuatro paredes. Esta mujer le confesó la exigencia de la reina Sofía. "La reina no se deja aconsejar y nunca protesta. Pero es inflexible con el servicio, si ve que una prenda no está bien planchada, no dice nada, se limita a tirarla al suelo”, explica Pilar Eyre en su blog de la revista Lecturas.

reina Sofía en la misa a Constantino

Pilar Eyre define a la emérita como una mujer “de fuerte carácter y muy reina”. Aunque no regañaba a sus trabajadores, cuando no estaba contenta, sus gestos hablaban por sí solos y sabías perfectamente que algo iba mal. “Si le dabas un tirón sin querer, no te decía nada, pero la mirada… buf, la mirada…”, explicó una de sus peluqueras. 

Sus asesores la conocen a la perfección y saben cómo contentarla. Cuando sale de viaje también pone sus exigencias en los hoteles. Es una mujer muy escrupulosa. Pide una limpieza máxima. La consideran un ogro, están hartos de ella. Y para sorpresa de todos, prefieren a Letizia.