La reina Sofía se casó con Juan Carlos I por obligación. No era la opción ni de ella ni de él. En aquel momento el emérito mantenía una relación con Olghina de Robilant, mientras que la emérita estaba enamorada de su amigo Harald de Noruega, pero no fue correspondida. La reina Federica y Juan de Borbón llegaron a un acuerdo para juntarles a ambos. El abuelo de Felipe VI se encargó de romper la relación de su hijo con la escritora y periodista Olghina de Robilant, una plebeya, recuerda a la historia del actual rey con Letizia. Juan Carlos le pidió a su novia que le demostrase su amor en una carta y renunciaría a Sofía, pero esa carta nunca llegó, Juan de Borbón la interceptó y acabó con ella.
El matrimonio de Juan Carlos y Sofía no fue un camino de rosas. La boda fue un absoluto fracaso y la interminable luna de miel aún más. Un día la emérita descubrió las infidelidades de su marido y estuvo a un paso de divorciarse. Viajó a la India con sus hijos, donde se encontraba la reina Federica en el exilio, pero ésta la obligó a volver a Madrid, así que esa ruptura quedó como unas vacaciones familiares. Desde aquel momento ni tan siquiera viven juntos. Aunque solo tuvieron relaciones íntimas para dar a luz al futuro rey de España, pero tardó en llegar. Los dos primeros nacimientos fueron niñas, Elena y Cristina.
Harald de Noruega estaba enamorado de otra persona y utilizó a Sofía
La reina Sofía estuvo enamorada durante años como una tonta del atractivo y seductor Harald de Noruega. Juntos se les puede ver en varias ocasiones en las regatas de Hankoe. Sin embargo, Harald estaba enamorado de otra persona, utilizó a su amiga Sofía para tapar la verdad y poder verse a escondidas con la persona que amaba. Por eso hizo ver a la prensa que estaba enamorado de la mujer de Juan Carlos I. Mientras se hablaba de ese supuesto romance, él conquistaba al amor de su vida.
Harald de Noruega era el principal candidato de la reina Federica y la preferencia de Sofía, pero no funcionó. “Ay, Sofía. Se había enamorado como una tonta del apuesto, pero insípido, príncipe Harald de Noruega”, escribió Eyre en la revista Lecturas. “Salían fotos de los dos a bordo de una lancha motora en las regatas de Hankoe diciendo: ‘Los dos príncipes sostienen un tierno idilio con todo el esplendor de sus veinte años’”, recordó Eyre.
Sofía y Harald eran grandes amigos, pero dejaron de verse durante un tiempo cuando Sofía descubrió que la estaba engañando para conquistar a la mujer que de verdad amaba. Fue el desengaño amoroso más grande de su vida. “La princesa sufría horriblemente porque Harald de quien estaba enamorado de verdad era de una sencilla modistilla de Oslo llamada Sonia, y a ella la utilizaba solamente de tapadera”, reveló la cronista.