La imagen de la reina Sofía siempre ha estado marcada por la elegancia, la sobriedad y el protocolo. Sin embargo, detrás de su apariencia formal, la madre del rey Felipe VI tiene algunas pequeñas debilidades que la hacen más terrenal y cercana. Una de ellas es su pasión secreta por los dulces, y más concretamente por los helados, un placer al que no renuncia, sin importar la época del año.

Desde hace tiempo, la reina Sofía ha convertido una pequeña heladería en Madrid en su lugar de referencia. La tienda en cuestión es Livorno, ubicada en Aravaca, un exclusivo barrio cercano a Zarzuela, y que se ha convertido en una especie de proveedora no oficial de la Casa Real. Pero lo más curioso de esta historia no es el gusto de la reina por los helados, sino su peculiar manera de conseguirlos: envía a sus guardaespaldas o personal de confianza cada semana para abastecer su nevera con sus sabores favoritos.

Reina Sofía

A sus 87 años, la reina Sofía no renuncia a sus placeres preferidos

Aunque la reina Sofía sigue una alimentación equilibrada, nunca ha ocultado su amor por los postres fríos. A lo largo de los años, ha desarrollado una auténtica rutina secreta para asegurarse de que nunca le falte su dulce favorito. No es ella quien acude personalmente a la tienda, sino que encarga a sus escoltas que realicen la compra por ella. De esta forma, consigue mantener un perfil discreto, pero sin renunciar a su capricho.

Lo cierto es que este hábito no es nuevo. Incluso cuando pasa temporadas en el Palacio de Marivent, en Mallorca, los helados de Livorno viajan con el personal de Zarzuela para garantizar que la monarca pueda disfrutar de ellos en cualquier momento.

En cuanto a sus preferencias, la reina Sofía suele inclinarse por los sabores cítricos y frutales, evitando opciones demasiado dulces. Además, en los últimos años ha incorporado a sus pedidos helados veganos, lo que refleja su interés por mantener una alimentación lo más saludable posible dentro de sus pequeñas tentaciones.

La reina Sofía en Marivent

La infanta Elena, su gran cómplice

Pero la reina Sofía no es la única en la familia real que comparte este pequeño vicio. Su hija, la infanta Elena, también es una gran amante de los helados y, en muchas ocasiones, es ella quien se ocupa personalmente de realizar los pedidos para ambas. Se sabe que envía a su servicio personal o a los escoltas a recoger los encargos y, dependiendo de la situación, los helados terminan en Zarzuela o en su propio domicilio.

A pesar de que pueda parecer un detalle sin importancia, esta costumbre semanal demuestra un lado más humano y cotidiano de la familia real. En medio de su vida llena de obligaciones y compromisos públicos, la reina Sofía y la infanta Elena encuentran en este pequeño placer una manera de disfrutar de algo tan sencillo como un helado artesanal.