La reina Federica tenía claro que debía casar a su hija con alguien de la realeza para juntar dos monarquías. Su hija debía ser reina, como ella, sería un escándalo que se casase con un plebeyo. La reina Sofía ya apuntaba maneras y es que se enamoró perdidamente de Harald de Noruego, pero éste estaba enamorado de otra mujer, así que no le quedó más remedio que aceptar su relación con Juan Carlos. Ella es una persona muy religiosa, tradicional y familiar, por ello, aunque no estaba muy enamorada del emérito, hizo todo lo posible para que la relación funcionase y formasen una familia.
Juan Carlos tenía claro que nunca se enamoraría de la reina Sofía. Él estaba locamente enamorado de Olghina de Robilant, una plebeya, escritora y periodista, algo parecido a Letizia, tal vez por ello sintió celos de Felipe VI. Con la emérita solo mantuvo relaciones íntimas para dar a luz al varón que les permitiese continuar con la corona, pero tardó en llegar como si de una maleficio se tratase.
Juan Carlos paga a la reina Sofía para garantizar su silencio
El emérito engañó a la reina Sofía con otras mujeres, se habla de más de 5.000 mujeres, la mayoría de ellas prostitutas de lujo. Sin embargo, por estas humillaciones y traiciones, Juan Carlos se aseguró de que a la emérita no le faltase de nada. Él se haría cargo de todos sus gastos, como también lo hace con el resto de la familia.
El patrimonio de Juan Carlos se calcula en unos dos mil millones de euros que en un principio heredarían en su totalidad las infantas Elena y Cristina, porque Felipe VI renuncia a su herencia para salvar la imagen de la corona. Juan de Borbón le dejó a sus hijos una herencia valorada en 6,6 millones de euros, de los cuales 2,2 eran para Juan Carlos I. Como se ha demostrado, el padre de Felipe VI se ha hecho de oro mediante comisiones ilegales y la venta de regalos destinados al patrimonio de la Casa Real.
La reina Sofía también ha estado viviendo de esos cuestionables ahorros. Podemos estar seguros de que las compras que ha hecho en Londres o en Marivent a lo largo de los años no los ha pagado con su sueldo de trabajadora. Además, como esposa de Juan Carlos, tiene derecho a acceder a esos 2.000 millones de euros cuando muera el emérito. De hecho, entre los motivos de que no se hayan divorciado, destaca todo saldría a la luz, pues Sofía también participa en algunas cuentas, y que podría quedarse sin derecho a nada.