El período entre las guerras mundiales fue conocido, entre tantas cosas, por sus cambios trascendentales en la sociedad. Se tiene constancia de que fue una década de transformación social, cultural y económica. La sociedad internacional experimentó nuevas normas y valores sociales, los jóvenes se vestían con otros estilos y se comportaban con mayor libertad. Este era un fenómeno que, sobre todo, se daba en París, Londres, Nueva York y la Costa Este de Estados Unidos. Muy distinto a lo que sucedía en otras ciudades europeas. Y esta es una etapa que la reina Sofía mantiene enterrada, que no existió porque es la prueba de que un miembro de la familia fue homosexual.
En esa época, la posición y el dinero eran las dos claves fundamentales para un 'despertar sexual'. Como los entretenimientos habían cambiado, las etiquetas sexuales se habían tambaleado en el gran mundo. En Londres, por ejemplo, los personajes más reconocidos tenían relaciones abiertas con ambos sexos, incluso en el matrimonio. Esta fue la escena que recibió al padre de la reina Sofía, Pablo de Grecia. Un joven de grandes cualidades que no pudo dejar de experimentar la libertad que le ofrecía este ambiente.
El joven príncipe era atractivo, refinado y elegante, unas características que le servían mucho, a pesar de estar limitado de recursos. Llevaba consigo las difíciles luchas de la familia real griega por mantenerse en el poder. Además, tenía gran entendimiento de filosofía, ingeniería, música y otros saberes. En definitiva, una potente combinación que atraería a ambos géneros.
El amor imposible del padre de la reina Sofía, Pablo de Grecia
Cuando Pablo tenía alrededor de 20 años, conoció al gigoló Denham Fouts (Denny) en una fiesta de una aristócrata en Capri. Jean Cocteau, el escritor, decía que Denny era una mala influencia. Un animalista que tenía reputación de amante costoso, que había estado con distintos príncipes, artistas y literatos de gran reputación. Era, a su vez, musa y acompañante porque tenía una apariencia irresistible. Tanto así que Truman Capote llegó a asegurar que: "Si se hubiera acostado con Hitler, como Hitler quería, hubiera podido salvar al mundo de la Segunda Guerra Mundial".
No se conocen datos especiales sobre esta relación entre el príncipe y el gigoló, aunque sí hay ciertas informaciones. Henry Channon (Chips), escritor, que conoció al padre de doña Sofía, dijo que antes de casarse era claramente bisexual. Otro señalamiento directo provino de Capote, quien indicó en el libro Plegarias atendidas que la pareja se hizo un mismo tatuaje. Resulta que tenían una figura azul a unos centímetros del corazón. En otros libros se hace mención de este tatuaje.
A pesar de todo, lo que tuvieron Fouts y el hijo de Constantino I de Grecia no fue escandaloso. La bisexualidad era considerada frecuente en los círculos de la alta sociedad de ese entonces. Su historia presuntamente terminó por la adicción del acompañante a la cocaína.
No se puede negar que Pablo de Grecia disfrutó su juventud de formas poco ortodoxas. Algo que la reina Sofía jamás menciona, que hace de cuenta que nunca ocurrió. Solo habla del amor que él sentía por su madre, Federica de Hannover.