Hace unos meses vimos a la reina Sofía llorar en una entrega de premios, también se vio como no podía articular palabra. Su pronunciación era bastante mala, especialmente en castellano. Además, en los últimos meses también ha mostrado una peor movilidad y algún que otro despiste. En los últimos Princesa de Asturias, la emérita se equivocó de puerta de entrada y Leonor fue en su rescate para disimular. Los años empiezan a hacer mella en la exmonarca.
La reina Sofía no atraviesa su mejor momento de salud, la semana pasada ingresó de urgencia en la clínica Ruber por una infección en el tracto urinario. Debido a su edad y a la gravedad, los médicos prefirieron que se quedase unos días en observación mientras recibía el tratamiento por vía intravenosa. Con la misma vía salió el pasado sábado por la tarde cuando recibió el alta hospitalaria, eso es señal de que durante unos días debería recibir el antibiótico por vía, que es más efectivo. Y durante un mes deberá recibir antibiótico en pastillas.
Los problemas de la reina Sofía de los últimos meses podrían derivar en su gran preocupación por la salud de Irene de Grecia, que hace un año confirmaron que padecía demencia senil. A esto se añadió el fallecimiento de su querido hermano Constantino de Grecia. Y a la posibilidad de abandonar la corona después de cincuenta años al servicio. Felipe y Letizia le comunicaron la posibilidad de jubilarse cuando Leonor juró la Constitución y empezó a aparecer en actos institucionales.
La reina Sofía no acepta su desenlace
La corona es lo único que le quede para mantenerse a flote, ella quiere morir con las botas puestas. Sabe que su final está cerca y no quiere acabar abandonada en una habitación al cuidado de los demás. Quiere sentirse realizada. En los últimos meses ella reconoce encontrarse peor, los años pesan para todos, y para ella también, por mucho que haya sido reina de España. Como le sucede a Irene de Grecia, ella también ha tenido algunos olvidos, no importantes por ahora, pero empiezan a preocupar a sus hijos y le han realizado pruebas neurológicas.
La reina Sofía está necesitando ayuda psicológica para afrontar esta nueva etapa de su vida. No acepta una jubilación, ni tampoco hacerse mayor. Es un proceso que le está costando asimilar. Ella misma pidió ayuda.