La reina Sofía nunca estuvo enamorada de Juan Carlos I, él tampoco. Ella amaba a Harald de Noruega, pero no era correspondido. Solo le veía como una amiga. A la madre de Felipe VI no le quedó más remedio que casarse con Juan Carlos y convertirse en reina de España. El matrimonio solo tenía relaciones íntimas con el mero hecho de tener descendencia. Cuando nació el actual jefe de Estado dejaron de mantener relaciones.

Sofía nunca se sintió querida. Juan Carlos I tampoco estuvo enamorado, pero su padre, Juan, le obligó a casarse con ella. Tal vez por ello tuvo tantas relaciones extramatrimoniales. En todas estas décadas, la emérita se ha apoyado en su hermana, Irene de Grecia, quien se instaló en Zarzuela para cinco días pero ya lleva cuarenta años. Los reyes no dormían juntos. Sofía vive en una parte del palacio con su hermana.

La madre de Felipe VI se ha sentido siempre muy sola. Con sus nietas a escasos metros no puede ni verlas. Paloma Rocasolano es quien siempre venía a cuidarlas. Ella se ha sentido totalmente desplazada de la familia, y eso que siempre ha sido quien ha apoyado a todos. “Estaban ella y su hermana comiendo con una bandeja delante de la televisión, en silencio, vestidas de oscuro, sin hablarse, la expresión de la reina cuando está seria impone mucho. Me miraron de forma airada, entendí que nadie solía entrar en ese cuarto, mascullé una disculpa, cerré la puerta y me quedé con la impresión de que había visto, en el corazón de España, a las mujeres más extranjeras y solitarias del mundo”, dijo una persona próxima a la familia.

Juan Carlos y Sofía

Sofía nunca se sintió querida 

Quien la conoce bien asegura que mantener una conversación con ella es complicado, es muy difícil simpatizar con ella. Cuando se instaló en Madrid, Franco le advirtió: “Alteza, daría muy mala impresión que frecuentara el trato de la aristocracia, repitiendo el clima de frivolidad de la corte borbónica”.

Sofía y Harald de Noruega

Felipe VI siempre fue el niño de sus ojos, el único varón y el más pequeño. Era la persona que trataba con más cariño. De hecho, en una ocasión exclamó “estoy enamorada de mi hijo”. Ese niño iba a convertirse en el futuro rey de España. Juan Carlos le dijo a su hijo, “a tu mujer le encanta el oficio de reina, sin embargo, a tu madre solo le importa la familia”.

Con Letizia no tiene buena relación, aunque han limado asperezas. No le gustó que le confesase que era “atea”. De hecho, todos los compromisos relacionados con la iglesia se los han dejado a Sofía. Respecto a Juan Carlos I ha sentido una liberación desde que se ha marchado a Abu Dabi. Está feliz porque por fin se le han castigado sus pecados.