Los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía celebran en silencio las informaciones surgidas en los últimos días a raíz del libro de Jaime Peñafiel titulado ‘Letizia y yo’, acerca de una presunta infidelidad de la reina Letizia al rey Felipe VI. Consideran que el tiempo ha dado la razón a las advertencias que le han hecho a su hijo desde el primer día que la ex de Televisión Española pisó la Zarzuela.

Ya entonces, Sofía y Juan Carlos no miraron a Letizia con buenos ojos. No consideraban que una mujer plebeya, divorciada y nieta de un taxista pudiera estar a la altura del trono de España. Como si lo visto anteriormente hubiera sido la excelencia. La vieron como una aprovechada que solo quería vivir del cuento.

La reina emérita Sofía sospecha de Paloma Rocasolano

Las sospechas aumentaron con los años. La reina Letizia ha estado haciendo limpieza en la casa real bajo el pretexto de que se debía librarse de personas que tuvieran que ver con corruptelas o infidelidades para preservar la existencia de la monarquía española y, sobre todo, el futuro reinado de Leonor. “A este paso tu hija no será reina”, le dijo a Felipe antes de mandar a Juan Carlos I a Abu Dabi. Y en este tiempo, Sofía y Juan Carlos han estado advirtiendo a Felipe de que no debía permitir a su mujer hacer y deshacer como quisiera. Consideraban que estaba desmembrando a la familia real y destrozando la monarquía, siguiendo la premisa del ‘divide y vencerás’.

Letizia y Juan Carlos

Ahora, tras salir a la luz las informaciones sobre Jaime del Burgo, Sofía y Juan Carlos lo lamentan por su hijo, pero se dan palmadas en la espalda felicitándose por haber cazado a Letizia. De ser ciertas, estas informaciones les dan la razón en cuanto a que Letizia no era trigo limpio.

Sofía, además, mete a una tercera persona en esta historia. La emérita sospecha que la madre de Letizia, Paloma Rocasolano, conocía todo lo ocurrido. Y no solo eso. También que encubrió y colaboró con el engaño a Felipe VI.