La reina Sofía sabe que no pasa por las puertas de la Zarzuela. Y eso que las paredes son muy altas. Las incontables ocasiones en que su marido ha ido a cazar elefantes con Corinna, con Bárbara Rey o alguna de las muchas amantes que se le atribuyen, han hecho que la reina emérita haya decidido hace tiempo ponerse de perfil y hacer como si nada por el bien de la institución, cuando lo que tendría que haber hecho es mandar a hacer puñetas a su marido hace tiempo.

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Sofía ha sabido. Pero en muchas ocasiones, no ha querido saber más de la cuenta. Pero que la madre del rey haya decidido hacer como si nada y no querer tener más información de la necesaria sobre los affaires extramatrimoniales de Juan Carlos, no quiere decir que no sienta una curiosidad humana por los chismorreos que pasaban a su alrededor, no sólo de su propia familia, sino aquello de lo que todo el mundo habla. Habitual lectora de las revistas del corazón, especialmente ahora que todavía tiene menos trabajo que cuando era reina, Sofía también se enteró de una foto de la que hace unos años hablaba todo el país: la portada de un Interviú donde se veía la entrepierna de la empresaria Marta Chávarri, cazada sin bragas por el ojo indiscreto de los paparazzis.

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Explica Jaime Peñafiel en su magnífico y entretenidísimo libro de reciente publicación Anécdotas de oro, que aquel 14 de febrero de 1989 en que salió la revista en los quioscos, en Palacio también había una sobreexcitación poco habitual. Explica el escritor que mientras desayunaba leyendo la prensa y escuchando los matinales de las radios, a la reina casi se le atraganta el cruasán y el café con leche. Porque oyó lo que se decía de las fotos interiores de Interviú enseñando las interioridades de Chávarri: "Experimentó asombro, sorpresa y curiosidad por 'lo secreto'". Y es que Chávarri era entonces, la mujer de uno de los mejores amigos de su marido Juan Carlos desde época escolar, Fernando Falcó, marqués de Cubas y tío de Tamara. Y Sofía llamó al jefe de la Casa del Rey para que le subiera la revista.

Pero esta portada con la empresaria en maillot, y el reportaje en páginas interiores, no llegaba a manos de la emérita. "Sabino Fernández Campo ya había visto el reportaje e incluso lo había comentado con el rey, pero no consideró adecuado que la reina viera a la marquesa sin bragas, y lo dejó pasar". El machismo del jefe de la Casa del Rey, bromeando con Juancar, pero decidiendo que no era apropiado que su mujer viera lo mismo, dice ya mucho. Pero Sofía se moría por ver el famoso parrús. Explica Peñafiel: "No habían pasado ni cinco minutos cuando la reina volvió a llamar, indignada por no haber recibido todavía la revista. Y con ese tono de cuando no se la atiende inmediatamente, ordenó que se la subieran ¡ya!".

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¿Qué dijo al ver las fotos? Se lo quedó para ella.