La reina Sofía no ha conocido la verdadera felicidad en su matrimonio. Su enlace con Juan Carlos I fue un acto de obligación más que de deseo. En su juventud, Sofía estaba enamorada de Harald de Noruega, quien, sin embargo, la veía solo como una amiga. Este príncipe utilizó a la futura reina de España para acercarse a la mujer que realmente amaba. Así, Sofía se vio forzada a casarse con Juan Carlos, un hombre que, con el tiempo, le sería infiel en numerosas ocasiones, lo que la convirtió en el centro de rumores sobre su infidelidad y en el símbolo de la "cornuda de España", una situación que fue ampliamente cubierta por la prensa internacional. La reina Sofía vivió humillaciones y traiciones, pero tuvo que soportarlo todo. En uno de los momentos más difíciles, decidió huir junto a sus hijos y marcharse a India, donde residía su madre. Su intención era no regresar a Zarzuela, pero la idea de un escándalo mayor la hizo reconsiderar y, finalmente, regresó, haciendo creer que todo había sido una simple escapatoria.

Reina Sofia / Europa Press
Reina Sofía / Europa Press

A lo largo de su vida, Sofía ha experimentado muchos momentos de soledad y angustia, pero ha contado con el apoyo incondicional de su hermana, Irene de Grecia, quien ha sido su mayor consuelo. Irene ha sido su compañera fiel durante las dificultades que ha vivido Sofía: las infidelidades de Juan Carlos I, los escándalos en los que se vio envuelto el emérito, el caso Nóos que involucró a Iñaki Urdangarin, su posterior condena a prisión, y las crisis personales que vivieron sus hijas, las infantas Elena y Cristina. A pesar de ser una figura pública, Sofía ha tenido que soportar mucho en silencio, y su única compañía constante ha sido la de su hermana Irene, quien siempre ha estado allí para ella, en los momentos más oscuros y solitarios de su vida.

Irene apoyó a la reina Sofía por las infidelidades de Juan Carlos I 

Irene ha vivido junto a Sofía en el palacio de la Zarzuela desde hace más de 40 años, y a menudo se la ve en las fotografías oficiales, pero siempre en un segundo plano. Aunque nunca ha buscado protagonismo, ha dejado atrás su vida para estar al lado de su hermana. Su presencia ha sido discreta, pero esencial en la vida de Sofía.

A la mañana siguiente, cuando aún no ha salido el sol, Irene es la primera en despertarse. Le gusta comenzar el día con largos paseos por los jardines del palacio de La Zarzuela. Después de su caminata, realiza algunos ejercicios de meditación y, tras una ducha y vestirse, se une a Sofía en el comedor para compartir el desayuno. Irene sigue una dieta vegana, lo que la diferencia un poco de su hermana.

Ambas mujeres duermen en habitaciones separadas, pero en la misma zona privada del palacio de El Pardo. Cuando Irene decidió mudarse a España, no había un espacio destinado para ella, por lo que tuvo que adaptarse y reformar una zona que originalmente estaba destinada a vestuarios de la piscina. Irene, en tono de broma, suele comentar que llegó a España en 1975, tras la muerte de Franco, para quedarse solo cinco días, pero, como ella misma dice, ya lleva 40 años allí.

El espacio que comparten es sencillo, pero acogedor. Contiene dos habitaciones separadas, cada una para Sofía e Irene, y también un despacho. Aunque en los primeros años, ambas hermanas compartían la misma habitación y hasta la misma cama, con el tiempo, cada una ha mantenido su propio espacio personal. Sin embargo, siguen compartiendo el comedor y continúan viviendo juntas en una zona privada de gran tranquilidad y cercanía.

Irene de Grecia
Irene de Grecia