La vida de la reina Sofía ha cambiado por completo desde que Irene de Grecia enfermó de Alzheimer. Se ha puesto a su disposición un equipo médico para que la enfermedad avance de la forma más lenta posible. No obstante, todos son conscientes de su final. Ha sufrido un importante deterioro cognitivo y ahora mismo no es bueno que realice trayectos muy largos ni que esté mucho tiempo fuera de casa. Por este motivo, ahora la emérita pasa mayor tiempo en casa. Sin embargo, hasta hace poco su vida era bien distinta.
La reina Sofía descubrió las infidelidades de Juan Carlos I, y aunque tuvo intenciones de divorciarse, dio prioridad a su labor como reina que a su familia y a ella misma. La emérita se marchó a vivir con Irene de Grecia a su parte de Zarzuela. Lejos del emérito. Ni tan siquiera dormían juntos, ni en la misma habitación. No quería cruzarse con él.
Por este motivo, la reina Sofía se refugió en su familia. Irene de Grecia era su apoyo más importante en Zarzuela, y Constantino de Grecia en Londres, el último rey heleno. Tras el conocido como “golpe de Estado de los coroneles”, como se denominó a la causa de la caída de la monarquía, el entonces rey y su familia se exilió a Italia durante cinco años, aunque finalmente terminaron viviendo en Londres otra larga temporada.
La reina Sofía se camufló en Londres
Reino Unido se convirtió en la segunda casa de la reina Sofía, y más cuando ya no ejercía como reina sino como emérita. Solo regresaba a España cuando marcaba su agenda institucional, prometió que nunca dejaría el reinado ni abandonaría a Juan Carlos en la institución. Sin embargo, fuera de la opinión pública y las cámaras no estaban juntos.
La madre de Felipe pasaba grandes temporadas en Reino Unido, siempre acompañada por Irene de Grecia. Juan Carlos tenía el campo abierto para meter en Zarzuela a quien quisiese. "La reina Sofía vive prácticamente en el hotel Claridge de Londres, lejos de su marido infiel y solo vuela a España para eventos oficiales", se dice en el podcast Pilar Eyre. Aquel era su refugio, el lugar en el que encontraba algo de paz, a 1.800 kilómetros de Zarzuela y sin tener que convivir con el Rey. Según la periodista, este hotel tiene un gran significado porque allí se enamoró de Juan Carlos. Ambos asistían a la boda de los duques de Kent.
Es un hotel de cinco estrellas, uno de los más emblemáticos de la ciudad. Se inauguró en 1812, aunque con otro nombre, ya que perteneció a otra familia. En sus habitaciones se hospedan personas de la realeza, estrellas de cine, dignatarios mundiales o deportistas.