Sofía de Grecia ha sido una reina ejemplar. La emérita se ha mantenido siempre en su papel a pesar de las circunstancias. Responsabilidad es una de las palabras que la describiría. Podría haber dado un golpe sobre la mesa y haber dejado en ridículo a Juan Carlos, pero ha ejercido su rol de consorte a la perfección. En una ocasión estuvo a punto de divorciarse del emérito, pero la reina Federica se lo prohibió, sería una terrible humillación y una deshonra para la corona española. No le quedaba más remedio que ceder y volver a Zarzuela cabizbaja sabiendo que es la reina humillada.
No es ningún secreto que Juan Carlos y Sofía nunca se han querido, se casaron por obligación, y esta no será la primera vez ni la última, especialmente en la realeza. Pero a día de hoy sería impensable que una mujer soportase tantas humillaciones por una corona, y menos de alguien a quien ni tan siquiera ama.
Hace 26 años que se hicieron públicas las infidelidades de Juan Carlos a Sofía. Ella ya era conocedora de ello, pero intentaron taparlo para que no fuese un escándalo. Fue en junio de 1997 cuando José María Aznar, entonces presidente del gobierno, anuló los cargos misteriosos (las liquidaciones a las amistades del rey) que se estaban pagando a cuenta del erario público. Algunos periodistas sabían que esto traería consecuencias. Bárbara Rey, entonces amante de Juan Carlos, denunció en comisaría que habían entrado en su casa y habían robado documentación personal “que atañe a personas importantes de este país”.
Según la vedette, esta información la conocían Mario Conde, el periodista Antonio Herrero y el intendente del rey, Manuel Prado. Se esperaba que algún medio de comunicación la publicase tarde o temprano.
La reina Sofía siempre fue discreta con las infidelidades de Juan Carlos
Es en ese momento cuando Sabino Fernández Campo, el jefe de Casa Real, comunicó a la reina Sofía lo que había sucedido y le reveló la información que podría salir a la luz para que estuviese preparada. Ella ya era conocedora de esas infidelidades y de la vida extramatrimonial de su marido, pero intentó que nunca viese la luz. Si se publicase en algún medio de comunicación con nombre y apellidos si que iba a ser una humillación.
Juan Carlos I no solo mantuvo relaciones esporádicas habitualmente, sino que también se llegó a enamorar perdidamente. Algunas relaciones con sus amantes se prolongaron en el tiempo como la que mantuvo con Bárbara Rey, Corinna Larsen o Marta Gayá. Con la empresaria alemana estuvo decidido a divorciarse, algo que no hizo Sofía para no arruinarle su reinado cuando tuvo ocasión.
Al día siguiente de conocer la noticia, la reina Sofía tenía programado un acto, la visita al Zoo de Madrid por su 25 aniversario. Ante los medios de comunicación se la vio con el rostro pálido, ojeroso, cansada y con los ojos de haber llorado toda la noche. Elena, Cristina y Felipe vieron a su madre sufrir, pero nunca se atrevieron a encararse con su padre. Aceptaron que las cosas eran así.