La familia real española atraviesa una semana conflictiva. A las recientes fotos de la princesa Leonor en bikini en Uruguay, que desataron una ola de controversia mediática, se suma una demanda legal de Juan Carlos I contra el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, por unas declaraciones en las que lo tildó de “delincuente”. Esta acción ha destapado una guerra interna que ha enfrentado a varios miembros de la familia, especialmente entre los hermanos Felipe VI y la infanta Elena, con la reina Sofía como testigo impotente de la situación.

Según diversas fuentes, la infanta Elena ha tomado un papel mucho más activo en esta batalla legal de lo que se había imaginado. Lejos de ser una simple espectadora, fue Elena quien insistió en que su padre debía tomar medidas legales contra Revilla, según ha publicado Elcierredigital. Convencida de que el ataque a su padre no podía quedar impune, la infanta organizó la estrategia con la ayuda de abogados para defender el honor del rey emérito.

Miguel Ángel Revilla y Juan Carlos I

Miguel Ángel Revilla y Juan Carlos I

Felipe VI intentó detener la demanda de Juan Carlos I

Mientras tanto, Felipe VI se enteró de la inminente demanda el pasado lunes, en el último minuto. El rey trató de detener la demanda, temeroso de que esta acción pudiera afectar la estabilidad de la Corona. En una conversación tensa con su padre, Felipe intentó frenar la demanda, pero el diálogo terminó subida de tono.

Posteriormente, el rey llamó a Elena para recriminarle que estuviera fomentando esta acción sin pensar en las consecuencias para la institución. La conversación entre ellos también terminó de manera conflictiva, con acusaciones mutuas de no hacer lo suficiente por proteger la familia.

Juan Carlos Elena EP
Juan Carlos y la infanta Elena / EP

La reina Sofía está desesperada con las discusiones de sus hijos

En medio de esta tormenta familiar, la reina Sofía se ha visto profundamente afectada. Consciente de las tensiones que arrastran desde hace años, el último episodio ha añadido más tristeza a su ya complicado día a día. La reina madre ha visto cómo su familia se ha ido desmoronando poco a poco, y esta nueva controversia le ha dolido especialmente. En una conversación telefónica con su hija Elena, Sofía rompió en llanto, pidiéndole que parara, ya que lo que estaba ocurriendo la estaba matando emocionalmente.

Sofía, que siempre ha deseado la unidad familiar, no puede soportar más las discusiones entre sus hijos. Para ella, cada enfrentamiento entre ellos es un nuevo golpe al sueño familiar que siempre ha querido mantener intacto antes de morir. La situación, lejos de unir a la familia, ha acrecentado las distancias entre los miembros de la Casa Real. La reina Sofía está desesperada por lograr que sus hijos se reconcilien y eviten que las rencillas sigan deteriorando la unidad familiar, especialmente ahora, cuando el tiempo escasea para ella.