Mientras su hijo Felipe estaba cenando con la reina Letizia y la princesa Leonor, mientras su hija Elena ha ido a ver a su todavía marido (sí, sí, aquel señor que está casado con ella y a quien no ve desde hace siglos, y todavía hace más tiempo que no comparten cama, el emérito Juan Carlos) y mientras su hija Cristina está preocupada por una lesión de su hijo, la reina Sofía sigue siendo la única de la casa real que parece tener una agenda muy apretada. La sacan cada dos por tres a hacer el paripé y a dar a las masas monárquicas enfervorizadas sus pequeñas dosis de Borbonismo en vena.
Y ahora, la emérita se ha dejado caer por Málaga, donde "ni la lluvia ni el viento han impedido que la reina cumpliera con una de sus ilusiones de las últimas semanas: presenciar junto a varios miles de personas la ceremonia del traslado en Málaga este Jueves Santo del Cristo de la Buena Muerte". Chim pum. Solo faltaba la cabra al lado de la reina. Y en este caso, la expresión es muy pertinente. Porque este show, una tradición casi centenaria, Sofía no lo había visto nunca en persona. De hecho, su hijo Felipe, entonces príncipe, fue el último Borbón que fue testigo, ya hace 28 años, en el año 1996 ("hasta hoy ningún miembro de la familia real había vuelto a acudir a este acto que cada año traslada y entrona al también conocido como Cristo de Mena a hombros de los legionarios hasta su trono", recuerdan en Vanitatis). Una Sofía que ha estado muy bien acompañada.
Por ejemplo, de su hermana Irene... Pero no ha sido la única que estaba con ella en el 'Atracadero Dique de Levante'. También estaban el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y su prometida, Teresa Urquijo. ¿Y quién más? La Legión. A pesar de la fina lluvia que caía, con Sofía con paraguas, lo que también caían, aparte de gotas, eran unas notas de una canción. Aquel"Soy un hombre a quien la suerte hirió con zarpa de fiera. Soy un novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tan leal compañera"... Madre mía. El himno de la Legión, aquel que hacía salivar al líder fascista Millán-Astray, y que como bien definió la senadora de ERC Mirella Cortés en una ocasión, "honraba los mejores tiempos del NO-DO. Una muestra indudable de nacionalcatolicismo".
Y en medio de todo este patriotismo ultra y de las notas lamentables de este polémico himno, la reina Sofía, "visiblemente emocionada, que ha escuchado cómo entonaban los legionarios el ‘Novio de la muerte’ antes de desembarcar del buque Contramaestre Casado de la Armada. Más tarde también ha pasado revista a las tropas con orgullo"... Ya sabemos que los Borbones se encuentran como pez en el agua rodeados de la caspa y el tufo de naftalina y de épocas pretéritas que desprenden cosas como la Legión. Y ellos, encantados de la vida. Dios los cría y ellos se juntan. Y es que un legionario a pie de calle ha dicho a TVE que "para la Legión es un tremendo orgullo y un honor tener aquí a nuestra Reina". El esperpento de esta mañana en Málaga no puede hacer hedor olor a rancio.