La reina Sofía tenía intenciones de reunir a sus ocho nietos este verano en Marivent, algo que no sucedía desde hace una década cuando la familia se partió en dos. Debido a su edad, aunque no tiene ningún problema de salud grave, sabe que le queda muy poco tiempo en Palma de Mallorca. Esos veranos en los que disfruta de paz y tranquilidad alejada del ambiente burocrático de Zarzuela tienen los días contados y no hay mayor sueño que inmortalizar aquellos momentos en los que era tan feliz. La emérita es una mujer muy tradicional y religiosa y le gustaría sentir el calor de toda la familia.
Las infantas Cristina y Elena se mostraron totalmente dispuestas a reunirse, ya habían comprado billetes para la primera semana de agosto, pero Felipe tenía que consultarlo con Letizia. Sofía se temía la respuesta. La actual reina no está dispuesta a que Leonor y Sofía se junten con sus primos, y menos con Victoria Federica y Froilán, a quienes considera una mala influencia. No puede permitir que se dañe la imagen de la princesa y la infanta.
La reina Sofía está harta de aparentar una buena relación con Letizia
A las 24 horas de la llegada de Letizia, la reina Sofía desapareció. Se tuvo que marchar a Granada donde tenía un compromiso institucional marcado en el calendario desde hace meses. Algo que no sucedía desde hace años. Nunca se ha ausentado de sus veranos en Palma de Mallorca, y mucho menos nada más aterrizar. Se dio pie a todo tipo de especulaciones, como una relación tensa entre ellas.
La mala relación entre ellas es más que evidente y ha sido temas de cientos de tertulias. Letizia ha sometido a Sofía a humillaciones constantes y ya no aguanta más. La emérita se siente sola y traicionada. Vive solo para los demás y nadie para ella. Es la gran olvidada. Además de su mala relación con su nuera, tiene que aparentar una cierta normalidad.
No quería regresar a Palma de Mallorca hasta que se fuese su hijo con su familia, pero la obligaron a volver antes de tiempo para poder realizar la fotografía familiar de todos los años. Los reyes con sus hijas acompañados por Sofía e Irene. La emérita ni tan siquiera podía sonreír. Estaba triste, vestía de cualquier manera y ni tan siquiera se peinó ni se maquilló. Un claro reflejo de como se siente en estos momentos tan complicados.