Este jueves 1 de junio tuvo lugar la boda real del príncipe Hussein de Jordania y la arquitecta saudí Rajtwa Al Saif. Un evento cuya ceremonia se celebró en el palacio de Zarhan, y que posteriormente tuvo el convite en el palacio de Al Husseiniya.
Como suele ser habitual en este tipo de actos, estuvieron presentes muchos de los royals y poderosos de todo el mundo. Entre los 140 invitados estuvieron los reyes Guillermo y Máxima de Holanda, Felipe y Matilde de Bélgica, los herederos al trono de Noruega, Haakon y Mette-Marit, y los herederos al trono de Suecia, Victoria y Daniel.
Juan Carlos y Sofía representaron a la casa real española en Amán
En cuanto a España, la representación estuvo a cargo de los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía. El ex Jefe de Estado mantenía una estrecha amistad con el difunto rey Hussein, lo que justifica su presencia. El rey Felipe y la reina Letizia no estuvieron, según fuentes oficiales, por problemas de agenda.
Esta fue la tercera a aparición de ambos eméritos juntos en público desde que Juan Carlos se marchó a Abu Dabi en agosto de 2020. En septiembre de 2022 coincidieron en el funeral de la reina Isabel de Inglaterra en Londres. Mientras que en enero de este mismo año se vieron en el funeral de Constantino de Grecia, celebrado en Atenas. Ahora, casi seis meses después de su último encuentro público, se han dejado ver en la boda del príncipe heredero Hussein, hijo del rey Abdalá II y la reina Rania de Jordania.
Para la ocasión, Sofía lució un vestido rosa de manga larga con volantes en la falda, con un chal como complemento. Juan Carlos, por su parte, eligió un traje con corbata. Muy clásico. Un Juan Carlos al que, por cierto, se vio en un estado físico preocupante. Ha perdido desde que hace un mes estuvo en Sanxenxo disfrutando de las regatas. Iba en silla de ruedas o ayudado por su séquito en un brazo y un bastón en la otra mano.
Relación completamente rota
Pero al margen de sus atuendos o de si el emérito no podía caminar con normalidad, lo que llamó realmente la atención fue la actitud de ambos. Apenas se miraron durante todo el evento. Y, por supuesto, ni se dirigieron la palabra. Parecían dos extraños que no se conocían. De hecho, la reina Sofía incluso aprovechaba cada ocasión que tenía para alejarse de su marido. La relación está completamente rota. En varios tiuts de Pilar Eyre se puede comprobar la indiferencia entre los padres del rey Felipe VI.
Pero esa indiferencia no solo se produjo mientras estuvieron delante de las cámaras. Detrás de ellas tampoco hubo interacción entre ellos. Según han contado varias fuentes, Juan Carlos no quiso dormir bajo el mismo techo de Sofía. En un nuevo menosprecio del emérito a su mujer, pidió explícitamente a la casa real de Jordania que les prepararan una estancia en habitaciones separadas. No hay relación ni dentro ni fuera de cámara.