En los últimos años, la vida de la reina Sofía ha experimentado un cambio notable. Aquella figura que solía brillar en los encuentros de la alta sociedad ha quedado relegada a la sombra en la Zarzuela. Ya no es la anfitriona que dicta las reglas, sino más bien una figura casi olvidada, distante de la familia real. Atrás quedaron los días en los que buscaba atención como maestra de ceremonias, ya que la atención ahora se centra en la reina Letizia y sus escándalos.
En este nuevo capítulo de su vida, la reina Sofía se refugia en una adicción que ha sido testigo el personal de la Zarzuela. Una adicción que, lejos de Madrid, cobra fuerza. Durante sus estancias en Marivent, Mallorca, la reina emérita se entrega a su vicio como una manera de compensar su soledad. Según reveló la periodista Pilar Eyre, Sofía es "adicta a las compras", un hábito que se manifiesta con fuerza en lugares como Londres durante las fiestas de Navidad y Palma de Mallorca durante el verano, donde se le puede ver paseando y llenando sus manos de bolsas.
La emérita: compradora compulsiva y generosa regaladora
En El Corte Inglés de Mallorca, el impacto de la reina Sofía es innegable. Cada entrada suya representa un augurio de beneficios para el comercio local, ya que no escatima en gastos y deja gran parte de su sueldo en una sola mañana de compras. Joyas, vestidos, complementos y caprichos inútiles llenan las bolsas que el personal del servicio se encarga de esconder en armarios, guardando el secreto de la adicción de la emérita.
Lejos de ser austera, la reina Sofía, según los paparazzi que la siguen en sus viajes al extranjero, es descrita como una compradora compulsiva. Desde tempranas horas de la mañana hasta la noche, se sumerge en grandes almacenes, probándose todo, oliendo perfumes y probando cremas. Pilar Eyre revela que durante su reinado, la esposa de Juan Carlos I “se gastaba unos 40 o 50 millones de pesetas al año en ropa”, mostrando un lado de la reina que rara vez se conocía. Además, la emérita no escatima en regalos, siendo una generosa compradora que disfruta adquiriendo libros, pañuelos y obsequios para sus nietos.
Su hija sigue sus pasos: la infanta Elena y su obsesión con la teletienda
Pero la adicción a las compras no es exclusiva de la reina Sofía. La infanta Elena, hija de Sofía, también sucumbió a la tentación de las compras compulsivas. Aunque su enfoque se centraba en productos de teletienda, su hábito de comprar todo lo que veía se asemejaba al de su madre. La infanta Elena, inclinada hacia productos adelgazantes y soluciones para obtener una figura más esbelta, mostraba un patrón similar de compra impulsiva, un fenómeno que podría haberse modernizado con las compras por internet.
En definitiva, la reina Sofía y su hija, la infanta Elena, han encontrado consuelo en el mundo de las compras, cada una con su propia versión de la adicción. Mientras una busca escapar de la soledad, la otra se deja llevar por impulsos televisivos para mejorar su apariencia. Zarzuela, lejos de ser un escenario de protocolo real, se convierte en el telón de fondo de estas historias de adicciones y excesos.