En tan solo unas semanas, la reina Sofía volverá a poner rumbo a Marivent. Generalmente a mediados del mes de julio, se alejará del ritmo burocrático de Zarzuela y descansará en el que considera su palacio. Una vez más se instalará con la compañía de su hermana Irene. A finales de julio recibirá la visita de los reyes con sus hijas, mientras que en agosto será el turno de sus otras dos hijas y sus nietos, ya que no pueden coincidir con los miembros de Casa Real. El palacio pertenece al gobierno balear, solo lo cede a Casa Real por promocionar todos los años el turismo en Palma de Mallorca. Durante todo el año, hay personal de servicio trabajando, aunque están más tranquilos que cuando aparece la emérita, ya que es muy exigente con todo.
Mientras su salud no se lo impida, la reina Sofía viajará todos los veranos a Palma de Mallorca. En la isla siempre ha sido feliz. Le gusta estar cerca del mar mediterráneo. Le recuerda al lugar en el que nació. Aunque aquí también vivió malos momentos con Juan Carlos, quien le engañaba con otras mujeres en alta mar.
El gasto de Patrimonio Nacional en la finca de Marivent, la residencia estival oficial de la Familia Real española, supera el millón de euros en los últimos cinco años. De las tres fincas del conjunto, el organismo público gestiona la central, donde vive el personal que asiste a la corona. El presupuesto destinado por Patrimonio Nacional en 2020 a la finca de Marivent se situó en 201.366 euros, lo que supuso un descenso del 10,5% respecto al año anterior.
250 trabajadores al servicio de las exigencias de la reina Sofía
Son un total de 250 trabajadores que en los meses de verano se encargan de que a la familia real no les falte absolutamente de nada. Personas que se encargan de su seguridad, de la limpieza de las instalaciones y de las comidas en el domicilio. El personal de servicio está dando los últimos repasos al nuevo verano real. Está casi todo preparado para que no falte de nada. Las exigencias de la reina Sofía están cubiertas. Como curiosidad, de estos 250 trabajadores, cuatro de ellos se dedican únicamente a planchar ropa en el servicio de lavandería y plancha.
Son responsables de mantener la ropa de Sofía e Irene impecable y lista para cualquier ocasión, sin una sola arruga. La emérita es extremadamente estricta y exigente, tanto con ella misma como con los demás, por lo que siempre demanda la perfección. Si algo no le agrada, solicita que se rehaga. Algunos ex trabajadores de Zarzuela han relatado que en ocasiones ella arrojaba la ropa al suelo cuando no estaba satisfecha con el resultado.