Ya sea por desinterés o porque tiene una incapacidad absoluta para aprender el idioma, pero la reina Sofía lleva más de 50 años viviendo en Madrid sin hablar ni jota de castellano. No lo afirma este redactor, sino que lo explica la periodista Pilar Eyre en un extenso artículo que publica este miércoles en la revista Lecturas y que anuncia también que Juan Carlos se esconde en Abu Dabi con su amante. Más allá de los affaires extramatrimoniales del rey huido, la cronista real catalana se detiene para analizar el nuevo día a día de la emérita, con su marido bien lejos de España, asegura que mantendrá privilegios y señala un dato curioso sobre ella: no se siente nada cómoda con la lengua de Cervantes, aunque es el oficial del país donde reinó cerca de cuatro décadas, así que se comunica en inglés.
La reina Sofía vive en la capital española desde principios de 1963, el año en que Juan Carlos fijó su residencia oficial en el palacio de la Zarzuela, meses más tarde de casarse. Pero después de tantas décadas todavía no ha encontrado tiempo para aprender a hablar castellano con fluidez. Menos todavía para las otras lenguas oficiales del Estado, el catalán, el euskera y el gallego. Prueba de esto, la anécdota televisiva de hace pocos días en el programa Ya es mediodía de Cuatro y que Eyre recupera para su texto, cuando una reportera entrevistó a una dependienta de una tienda de Palma donde la habían atendido recientemente: "Aquí a la reina le hablamos en inglés porque no se siente cómoda hablando en castellano", la excusó. Unas declaraciones que dejaron boquiabierta a la escritora barcelonesa, aunque la situación no le venía de nuevo. "¡Más de cincuenta años en España y no se siente cómoda hablando en castellano! Esto nos da medida no de que tenga poca capacidad para los idiomas, sino de lo aislada que vive. Apenas trata con españoles ajenos a su familia, con la que habla en inglés", expone. Y es que una vez una ministra, de la que no dice el nombre, le confesó que Sofía la había acompañado a un acto, que no se enteraba de nada y que se limitaba a reír y aplaudir: "Cuando acabamos, me di cuenta de que no había entendido nada ni del argumento ni de lo que hablaban, pero estaba adiestrada para que no se notara", asegura que le reveló.
Sin Juan Carlos cerca, Sofía ha decidido que se queda y que mantendrá privilegios. Las últimas semanas las ha pasado de vacaciones en Marivent. "Estos días, está en Mallorca llevando su austera vida de siempre en su palacio de 9.000 metros cuadrados con un jardín fabuloso y medio centenar de servidores. Tiene varios coches y barcos a su disposición y luce con orgullo su anillo de casada", escribe Eyre con socarronería. Destapa también que la reina madre ni siquiera se despidió de su marido, que siente una profunda indiferencia hacia él y que es consciente de que a partir de ahora tendrá que adoptar un perfil bajo. Aunque le está costando: "No pudo evitar salir de tiendas, ya que es una adicta a las compras". Como si fuera una turista más, la atienden en inglés, claro, porque el castellano no lo comprende. Y también como si fuera una turista de las que están dispuestas a quemar la tarjeta de crédito, los vendedores la reciben con los brazos bien abiertos y en el idioma que ella quiera, haciendo bueno aquello que quien paga manda.