Son tiempos difíciles para la reina Sofía. La madre de Felipe VI lleva consigo una profunda tristeza por los últimos desafortunados episodios en la familia. En poco más de dos años ha tenido que despedirse de su hermano Constantino de Grecia a causa de un derrame cerebral y de varios sobrinos de Juan Carlos I, los hermanos Gómez Acebo. Pero también ha tenido que hacer frente a la enfermedad que padece Irene de Grecia, Alzheimer. En pocos meses ha sufrido una importante pérdida degenerativa. Ni tan siquiera la reconoce. En una de sus últimas apariciones se la pudo ver con el rostro muy desmejorado, la mirada perdida y en silla de ruedas. La emérita ve que pasa el tiempo, cumple años y cada vez está más sola, ya que su familia está dividida.
Sus hijos están muy preocupados por ella porque nunca la habían visto tan triste e intentan compartir planes con ella y darle importancia en la institución para que esté más feliz y entretenida. Felipe VI pensaba en quitarle sus funciones debido a su avanzada edad, pero han querido continuar un tiempo más, prudencial. En los últimos meses se ha observado un importante deterioro en su salud. Mayor torpeza y debilidad, además de algunos olvidos.
Los más cercanos a la reina Sofía aseguran que ella ya ha hablado con sus hijos sobre su entierro. Sabe que el final de su vida está cada vez más cerca y tiene todo hablado y contemplado.
La reina Sofía ha escrito sus últimas voluntades
La reina emérita es una mujer profundamente religiosa, con una firme creencia en Dios y una visión serena sobre la muerte, a la que considera una etapa natural de la vida. Por ello, ya ha dejado escritas sus últimas voluntades, incluyendo el lugar donde desea descansar. Lo que sí tiene claro es dónde no quiere ser enterrada: a diferencia de su esposo, rechaza la idea de descansar en la Cripta Real del Escorial, donde además no hay espacio. No está dispuesta a compartir la eternidad con alguien que, según ella, nunca la quiso y la engañó.
Sofía ha expresado su deseo de ser incinerada y que sus cenizas sean esparcidas en el mar Egeo, el lugar que la vio nacer. Su preferencia es una despedida sencilla, en contraste con la de su marido, quien aspira a un homenaje de gran magnitud, aunque su situación podría hacerle perder ciertos privilegios. “La reina Sofía me comentó que le gustaría que sus cenizas fueran dispersadas en el Mediterráneo o en el Egeo, ya que es su mar”, reveló la periodista Pilar Urbano en Telecinco.
“Juan Carlos tiene un lugar en el panteón de Reyes de El Escorial, igual que la reina emérita porque es esposa de rey y madre de rey. Me dijo que nunca pediría que quemen su cuerpo y que se extiendan sus cenizas por ahí. Me confesó que quería ser enterrado en España", explicó Urbano. "El que ha sido rey, es rey siempre, aunque ya no reine y tiene que morir en España, tiene que morir en su patria, sobre todo, si ha reinado. Naturalmente. Con todas sus sílabas", siguió. Separados para la eternidad.