La reina Sofía, conocida por su compromiso con la monarquía y su dedicación a la Casa Real, ha sido siempre un ejemplo de elegancia y discreción. Sin embargo, detrás de esa imagen pública se esconde un carácter exigente y unas peculiaridades que han dejado a más de uno con la boca abierta. Entre sus hábitos más curiosos destaca su rechazo absoluto al agua del grifo, tanto para beber como para su higiene personal.

A sus 86 años, la reina emérita ha instalado descalcificadores en los grifos de la Zarzuela, asegurándose de que el agua que utiliza esté completamente libre de cal. Según fuentes cercanas, Sofía asegura que el agua del grifo afecta negativamente a su piel y cabello, dejándolos ásperos y secos, además de provocarle picor. Este nivel de atención al detalle es solo una muestra de las múltiples exigencias que ha impuesto a lo largo de los años, muchas de las cuales han hecho perder la paciencia a su personal de servicio.

reina Sofía
reina Sofía

Las exigencias que vuelven locos a los empleados de Zarzuela

Los empleados de la Zarzuela han sido testigos de las estrictas manías de la reina Sofía. Descrita como una persona meticulosa y perfeccionista, no duda en manifestar su descontento si algo no está a la altura de sus estándares. Por ejemplo, si encuentra una prenda mal planchada, no duda en arrojarla al suelo para que sea corregida, según relata Pilar Eyre en su artículo No es por maldad.

Estas actitudes, aunque no siempre bien recibidas por el personal, reflejan el alto nivel de responsabilidad que Sofía aplica a todas las áreas de su vida. Su equipo de asesores y seguridad se encarga de garantizar que cada detalle esté en perfecto estado, desde los hoteles en sus viajes hasta los transportes que utiliza. La pulcritud y el orden son para ella no solo una prioridad, sino una exigencia inquebrantable.

Higiene extrema: su rechazo a baños públicos y protocolos rigurosos

Además de evitar el agua del grifo, la reina emérita ha desarrollado estrictos protocolos en lo que respecta al uso de baños públicos. Según fuentes cercanas a su entorno, la madre de Felipe VI no utiliza ningún inodoro fuera de Zarzuela sin que antes haya sido limpiado exhaustivamente por su personal de confianza. Este nivel de escrupulosidad responde a su preocupación por evitar infecciones y situaciones incómodas, aunque para muchos puede parecer una medida exagerada.

la reina sofía
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Estas manías u obsesiones no es algo nuevo en la realeza. Desde Isabel I de Rusia  hasta Carlos III de Inglaterra, los monarcas han sido conocidos por sus excentricidades y sus estrictas demandas personales. Sin embargo, la meticulosidad de la reina Sofía parece haber llevado estas manías a otro nivel, dejando claro que no está dispuesta a ceder en lo que considera sus estándares de vida esenciales.

El precio de la perfección en la vida de la reina Sofía

Las manías de la reina Sofía no solo la han colocado en el centro de comentarios y rumores, sino que también han generado cierta tensión dentro de su entorno laboral. Aunque su carácter afable y su compromiso con la monarquía son admirados, su rigidez y perfeccionismo han creado un ambiente de trabajo donde la presión por cumplir sus expectativas es constante.