Tan solo hace falta tener un poco de conocimiento de la opinión pública respecto a los diferentes miembros de la Casa Real española para saber muy bien que la mujer de Juan Carlos I, la Reina Sofía, puede presumir de ser una de las figuras más respetadas de la institución.

El hecho de que su marido haya sido el centro de tantas polémicas y que los últimos años se hayan dado a conocer muchísimos datos sobre sus relaciones extramatrimoniales es lo que ha provocado que muchos vean a la madre de Felipe, Elena y Cristina como una mujer cien por cien centrada en su papel de reina y que ha sabido ante todo esconder sus crisis y sus decepciones para intentar guardar la imagen de la institución, algo que muchos en nuestro país consideran positivo.

Eso sí, como ocurre también con tantos otros miembros de la casa real en nuestro país, no todo lo que rodea a la Reina Sofía es positivo. Y es que parece ser que la madre de Felipe VI tiene, más allá de un carácter en algunas ocasiones muy seco y muy directo que ha provocado que algunos de los que han estado a su servicio no hayan hablado precisamente maravillas de ella, un vicio desde hace ya muchos años al que parece que no está dispuesta a renunciar.

La reina Sofía es una “compradora compulsiva”

Un secreto que ha destapado Pilar Eyre, una de las periodistas mejor informadas de todo lo que rodea la familia real española desde hace muchos años. Lo curioso en este caso es que no se trata de un secreto relacionado con alguna relación amorosa o con algún episodio polémico con su marido, sino más bien con una afición, o más bien un vicio, que ha provocado que la Reina Sofía se haya gastado miles de euros a lo largo de su vida.

Reina Sofía EFE
Reina Sofía EFE

“Que no es austera doña Sofía es algo que sé desde hace bastante tiempo. Los paparazzis que la acompañan en sus viajes al extranjero dicen que es una compradora compulsiva... se mete en grandes almacenes a las 9 de la mañana y no sale hasta las 10 de la noche”, apuntó en su momento Eyre en un programa de La Sexta, añadiendo además que “Es muy pesada comprando, se lo prueba todo, huele los perfumes, prueba las cremas...” y, sobre todo, que “se gastaba unos 40 o 50 millones de pesetas al año en ropa”.

La parte positiva, sobre todo para sus amigos y familiares, es que como apunta Eyre al menos “No es una mujer nada tacaña”, y que en muchas ocasiones estas compras compulsivas no dejan de ser regalos para sus amigos y familiares.

Unas compras que podrían llegar de la mano de un dinero por parte de su marido: “Si Juan Carlos I le ha estado pasando tanto dinero a sus amantes como hemos visto estos años, con más motivo le pasará a su mujer y a sus hijas. A mí no me extrañaría nada que tuvieran un fondo común y que la Reina echara mano de él”, apuntó Eyre.