Juan Carlos intentó que su hijo se casara con alguien de la realeza, ya que consideraba crucial unir dos monarquías para fortalecer las relaciones entre varios países. Sin embargo, Felipe VI tenía sus propios planes. En su juventud, todas las mujeres se sentían atraídas por él. Felipe era un hombre sumamente atractivo: alto, atlético, rubio y con ojos azules. Como futuro heredero al trono de España, era un verdadero príncipe de cuento. A pesar de las expectativas, todas sus parejas fueron plebeyas, y no mostraba interés por las aristócratas que su padre le presentaba. Aunque se reunía con ellas por cortesía, siempre se despedía después de las citas.
El rey emérito, Juan Carlos, posiblemente sintió celos de su hijo porque Felipe estaba decidido a casarse con quien realmente amara y no con alguien impuesto. Felipe no quería vivir un matrimonio infeliz como el de sus padres, quienes se casaron por obligación y no por amor. Juan Carlos había estado enamorado de Olghina de Robilant, una periodista y escritora, y su relación con ella tenía ciertas similitudes con la historia de su hijo con Letizia. Quizás por esa razón, nunca aprobó completamente su relación.
Felipe llegó a un punto crítico y dio un ultimátum a sus padres: se casaría con Letizia o renunciaría a la corona, lo que provocó un gran escándalo. Aunque Juan Carlos y Sofía aceptaron la boda a regañadientes, la reina Sofía no confiaba plenamente en Letizia. Sin embargo, comprendía que lo más importante era la felicidad de su hijo. Sofía se comprometió a convertir a la madre de Leonor y Sofía en una verdadera reina, ya que Juan Carlos no cedía fácilmente en este aspecto. Letizia demostró que una reina se hace, no nace. Hoy en día, es considerada una de las mejores monarcas de Europa, superando incluso a su suegra y eclipsándola en muchos aspectos.
La reina Sofía y Juan Carlos no podían permitir que la familia de Letizia hiciese el ridículo en la boda
Para estar a la altura de su nuevo papel, Letizia recibió clases de protocolo para convertirse en una buena reina. Tuvo que aprender muchas cosas desde cero, y no fue la única; también su familia tuvo que someterse a este riguroso aprendizaje. Paloma Rocasolano, Telma Ortiz, Jesús Ortiz, y hasta los abuelos de Letizia asistieron a estas clases en Zarzuela. Era crucial que cayeran bien a los entonces reyes, y siguieron todas las órdenes al pie de la letra. Los meses previos a la boda fueron frenéticos, ya que se preparaban para lo que se consideraba la boda del siglo. No podían omitir ningún detalle; todo estaba planificado al milímetro. La reina Sofía contrató un profesor particular para todos ellos, ya que era fundamental que cumplieran con todas las normas de protocolo. Ellos no estaban acostumbrados a las reglas de la realeza y enfrentaron esta situación de repente. Estos meses fueron muy intensos y llenos de tensión, lo que resultó en algunas discusiones entre las nuevas suegras. Así comenzó la mala relación entre ellas.