El matrimonio entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina llegó oficialmente a su fin en enero de 2024, después de dos años de intensas negociaciones. La relación, que alguna vez pareció un cuento de hadas, terminó convertida en un escándalo que avergonzó a la Casa Real. Pero en esta ocasión no te hablaremos del final de la relación, sino de sus inicios. Y es que apenas se ha comentado, pero lo cierto es que el romance acabó como había empezado: con infidelidades.
A comienzos de los años 90, Iñaki Urdangarin era una estrella del balonmano, un joven atractivo, alto y carismático que jugaba en el FC Barcelona. Mientras tanto, la infanta Cristina, alejada de las obligaciones monárquicas, se había enamorado profundamente del deportista. Sin embargo, había un problema: Urdangarin tenía novia, Carmen Camí, con quien llevaba varios años de relación.
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La infanta Cristina fue ‘la otra’ durante meses
Lejos de respetar ese vínculo, Cristina y Urdangarin comenzaron a verse en secreto, iniciando una relación clandestina en Barcelona. Los encuentros se producían en hoteles discretos y apartamentos privados, siempre con extrema precaución para evitar filtraciones a la prensa. La relación, aunque apasionada, era desigual: mientras Cristina estaba perdidamente enamorada, Urdangarin jugaba a dos bandas.
Cuando la reina Sofía supo lo que estaba ocurriendo, intentó convencer a su hija de que rompiera con Urdangarin. No solo porque este tenía otra pareja, sino porque lo consideraba un oportunista que estaba utilizando a Cristina para asegurar su futuro dentro de la monarquía. Según fuentes cercanas a la familia real, Sofía llegó a pedirle a Cristina que dejara de ser “la otra”, advirtiéndole que su amor no era correspondido y que ese romance solo traería problemas.
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La infanta Cristina se enfrentó a la familia por Iñaki Urdangarin
Pero la infanta no quiso escuchar. Estaba convencida de que Urdangarin también estaba enamorado y que su historia tendría un final feliz. Su determinación fue tal que presionó a su padre, el rey Juan Carlos I, para que aceptara la relación. Cristina incluso aceptó casarse antes de que Iñaki rompiera su relación anterior con Carmen, quien descubrió todo el pastel cuando se anunció el compromiso de Urdangarin y la infanta en los medios de comunicación. Y a pesar de que al final la familia real dio su visto bueno al noviazgo, Sofía nunca dejó de desconfiar de él.
Y no estaba equivocada. El tiempo le dio la razón. Las advertencias de la reina Sofía resultaron ser ciertas. Con los años, Iñaki Urdangarin no solo traicionó la confianza de Cristina, sino que terminó humillándola públicamente con su relación con Ainhoa Armentia. Aunque el divorcio se selló con un acuerdo económico millonario, quedó claro que, desde el inicio, el matrimonio fue más un acuerdo de conveniencia que una historia de amor.