Está claro que la reina Sofía nunca quiso a Juan Carlos, y viceversa. Aunque ella hizo el intento, mientras él prefirió irse con otras mujeres. Juan de Borbón y la reina Federica les obligaron a casarse. Ella estaba enamorada de Harald de Noruega, pero no fue correspondido, así que no le quedó más remedio que aceptar al padre de sus hijos. El emérito mantenía una relación secreta con Olghina, uno de sus grandes amores, pero su padre puso todo su empeño por destruir la relación. La boda entre ellos fue un absoluto desastre. La convivencia tampoco solucionó los problemas. Mantuvieron relaciones íntimas hasta que por fin llegó el tan ansiado varón, las dos primeras, tras varios intentos fallidos, fueron niñas. Una vez nació Felipe y se aseguraron el reinado, Juan Carlos dejó de dormir con su mujer. Sofía se instaló con Irene de Grecia. El entonces rey tenía una mujer en cada puerto, algunas eran relaciones esporádicas, otras se consolidaron en el tiempo, como la de Bárbara Rey, Corinna Larsen o Marta Gayá, mujeres por las que perdió la cabeza.
Cuando la reina Sofía descubrió que su marido le era infiel cogió a los niños y se marchó a la india, donde se encontraba su madre en el exilio, con la intención de no volver jamás. Sin embargo, Federica le obligó a volver. Debía tragárselo y resignarse. Su labor era ser reina y estar al lado del rey. Divorciarse sería un escándalo mundial. Antes de humillar al exmonarca, se humilló ella, quien quedó retratada como la novia cornuda.
Los reyes emérito viven totalmente separados desde hace años, y ahora es más evidente que nunca. Él en Abu Dabi y ella en España. Separados a miles de kilómetros. Por lo menos públicamente, la madre de Felipe nunca ha hecho un gesto por ver a su todavía marido. “La pasión está muy bien con 20 años, con 30, con 40... pero llega una edad en la que la comodidad pasa a ser lo primero. ¿Para qué van a cambiar las cosas si los dos están bien así?”, se pregunta Alessandro Lequio en conversación telefónica con EL PAÍS. “Yo creo que siguen juntos por una cuestión de comodidad, tranquilidad y conocimiento”, añade el noble italiano.
Juan Carlos y Sofía no celebraron sus sesenta años de casados. Han coincidido en estos años en contadas ocasiones y no han mostrado ningún gesto de cariño. Solo en el almuerzo en Zarzuela de mayo del año pasado, en la muerte de Isabel II y en la de Constantino de Grecia.
La verdad del no divorcio de Sofía y Juan Carlos
A día de hoy ya no habría nada que uniese a Juan Carlos y Sofía. Cuando eran jóvenes estaban los hijos, pero ahora ya son totalmente independientes con sus respectivas familias. Solo sería por una cuestión económica. Intereses mutuos.
“En muchos matrimonios poderosos, con proyección pública o política, se dan lo que yo llamo ‘pactos de no agresión’. Cada uno hace su vida, pero permanecen casados y van juntos a bodas, bautizos y comuniones. O, en este caso, a funerales de Estado y coronaciones”, explica Elena Zarraluqui, abogada experta en Derecho de Familia. “He visto muchos pactos de este tipo, que contemplan acuerdos económicos similares a una pensión o compensación. Son matrimonios que viven separados, pero que van juntos a eventos sociales. Nuestro Código Civil admite estos acuerdos siempre que no vayan en contra de la ley, la moral y las buenas costumbres”, concluye la abogada.
Se desconocen las cláusulas que firmaron Juan Carlos y Sofía el día de la boda, así que es imposible calcular como afectaría un divorcio a la fortuna del emérito. Además, si se divorciasen saldría a la luz toda la fortuna del exmonarca, incluso la que tiene en el extranjero.