La entrada de Letizia en la familia real cuando se comprometió con el entonces príncipe Felipe en 2004 no fue fácil. La actual consorte tuvo que lidiar con las miradas por encima del hombro de buena parte de los borbones, especialmente por la infanta Elena, Juan Carlos I y la reina Sofía. Fueron años en los que Letizia lo pasó realmente mal. Pero lejos de agachar la cabeza, tuvo la fortaleza suficiente para seguir adelante y ganarse el respeto tanto de la familia como de la opinión pública.
Pero Letizia no es de las que olvida. Y en los años posteriores se tomó sus venganzas personales. Con Juan Carlos I consiguió que abdicara y se fuera exiliado a Abu Dabi. Mientras que a la infanta Elena logró alejarla lo suficiente de Felipe y de la familia real. A la reina Sofía la atacó donde más le dolía: con sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

La reina Letizia mantiene a la reina Sofía alejada de sus nietas
Para ello, utilizó el papel predominante de Paloma Rocasolano, madre de Letizia, en la vida de las pequeñas. Paloma ha estado presente en la Zarzuela casi a diario cuando Leonor y Sofía han vivido en la Zarzuela. Incluso ha tenido habitaciones. En cambio, la reina emérita ha tenido que pedir permiso en varias ocasiones para verlas, encontrándose en algunas situaciones con negativas humillantes.
Uno de los momentos más dolorosos se dio cuando Sofía intentó visitar a sus nietas llevando una caja llena de juguetes y recuerdos de la infancia de Felipe, Elena y Cristina. Sin embargo, al llegar al Pabellón del Príncipe, donde reside la familia real, se encontró con una situación insólita: una cuidadora contratada por Letizia le prohibió la entrada, argumentando que no estaba en la lista de personas autorizadas para visitar a las pequeñas en ausencia de los reyes.

La reina Sofía, relegada a un segundo plano
Este episodio, revelado por la periodista Pilar Eyre, fue un punto de inflexión para la reina emérita. Se sintió humillada, dolida y profundamente afectada, hasta el punto de que no pudo contener las lágrimas. No era la primera vez que se encontraba con obstáculos para estar con sus nietas, pero esta vez el desprecio fue demasiado evidente.
Sofía ha intentado por todos los medios acercarse a Leonor y Sofía, pero cada intento ha sido frustrado. Mientras que Paloma Rocasolano ha sido una figura clave en la educación y cuidado de las niñas, la abuela paterna es vista casi como una invitada de pedra.
La situación ha llevado a la reina emérita a una gran tristeza, ya que su deseo de formar parte activa de la vida de sus nietas se ha visto saboteado una y otra vez. Para muchos, este distanciamiento es una prueba más del control absoluto que Letizia ejerce sobre el núcleo familiar, marcando distancias con el pasado y relegando a Sofía a un segundo plano.