La reina Sofía es un caso digno de estudio. Es un ejemplo vivo de cómo es de voraz la ambición del universo royal, también de los límites del ser humano para soportar la humillación más cruel sin inmutarse. La griega sacrificó su dignidad humana y como mujer, a cambio de una corona, de un estatus y de un dineral. Juan Carlos la ha engañado, le ha mentido, la ha vejado, la ha insultado y la ha despreciado durante 6 décadas. La magnitud, intensidad y frecuencia de todas estas fechorías es descomunal. Sin embargo, no ha conseguido superar el umbral del dolor de la madre de Felipe VI, que continúa con el título de Familia Real, vive en Zarzuela con su hermana Irene desde hace 40 años, acoge a los nietecitos holgazanes en las instalaciones reales y utiliza todos los recursos a su disposición para, básicamente, no hacer ni el huevo. El jarrón chino más caro de la historia.

La cifra aportada por el franquista Tribunal de Cuentas sobre la retribución de la emérita estremece: 121.776€. Lejos, evidentemente, del rey Felipe con 270.609, pero en duelo contra la reina Letizia, que se embolsa 148.826. La carga de trabajo no es la misma, ni mucho menos. Sofía asiste con cuentagotas a actos y eventos muy concretos, pero está apartada de las grandes ocasiones más solemnes. La reina consorte, aunque haya aligerado considerablemente su número de citas oficiales, trabaja mucho más que ella por 27.000€ más. Las niñas, Leonor y Sofía, todavía no reciben su parte, aunque lo están deseando. En todo caso, hablamos de cantidades que son una barbaridad, pero la helena se encuentra en el extremo más débil de la cuerda. Y se tambalea. Es insostenible.

Sofía, Felipe y Letizia GTRES
Sofía, Felipe y Letizia / GTRES

Las críticas a la veterana royal inciden, precisamente, en el precio desorbitado que los españolitos tienen que destinar para mantener a una persona rica que no aporta absolutamente nada a la sociedad. Si ir un día a hacer un paripé al Zoo de Madrid, la Semana Santa con militares y policías, estancias en Londres o Marivent, y tres o cuatro actos de diversa índole provocan este agujero en las cuentas públicas, igual sería el momento de ahorrárselo y dejar que la señora de 85 años descanse tranquilamente en palacio. Bien, eso también tiene un coste, pagarle la casa y la manutención a ella y a toda la tropa, por no hablar de escoltas, chóferes, empleados domésticos, etcétera. Pero se podría llegar a tolerar, siempre que después la retribución quedara reducida a lo que se merece, pero sobre todo a lo que genera. No es el caso.

La asignación no ha sufrido grandes variaciones; es similar a la que recibe desde hace años, con pequeñísimos cambios por la inflación. Porque eso sí, los royals sí que repercuten el índice en el sueldo, solo faltaría. Las cuentas bancarias de la emérita son un festival de ceros, porque además gasta poco. Todo es medio regalado, si no gratis. Por no gastar, no paga ni un maldito profesor de castellano, para poder decir cuatro palabras en un discurso sin provocar vergüenza. España y sus referentes. Vaya estafa. Qué escándalo.

Reina Sofía rúsula GTRES
Sofía llora / GTRES