Juan Carlos y Sofía se casaron por obligación y no por amor. La emérita estaba profundamente enamorada de Harald de Noruega, pero no fue correspondida. Él la veía solo como una amiga. El emérito estaba enamorado de Olginha, que en su caso si fue correspondido, pero Juan de Borbón le obligó a romper su relación. Estaba condenado a casarse con quien es su mujer a día de hoy. Tal vez por este motivo el monarca fue infiel en un millar de ocasiones a la hija de la reina Federica. Tenía una relación en cada ciudad.

Cuando Sofía descubrió con sus propios hijos las infidelidades de Juan Carlos, que en un primer momento no se creyó, cogió a sus tres hijos y se fue a la India, donde se encontraba exiliada la reina Federica. Precisamente fue su madre quien le dijo que debía volver. Era intolerable que se divorciarse de rey de España. Sería una deshonra y un escándalo en todo el mundo. Así que no le quedó más remedio que volverse con resignación. No obstante, prometió vengarse de aquellas amantes.

Felipe y Sofía efe

Desde que sucedió aquel episodio, Sofía y Juan Carlos han vivido completamente separados. Cada uno en un ala diferente de palacio. La reina se refugió con su hermana Irene de Grecia, su apoyo más importante.

Según Pilar Eyre, la reina Sofía no siente nada por Juan Carlos. “La indiferencia más absoluta. Esa sonrisa que exhibe en las fotos junto a él se apaga cuando se quedan solos y se va cada uno por su lado”.

Sofía se vengó de todas las amantes de Juan Carlos 

Su mayor golpe fue la relación del emérito con Corinna Larsen. Hizo todo lo posible para que el hijo de la empresaria no fuese admitido en un buen colegio de Inglaterra y que las familias aristócratas le hicieran el vacío. Finalmente tuvo que ir a un prestigioso internado suizo.

Primero identificaba a sus víctimas y después urdía su venganza. “La reina no sabía si eran varias amantes o solo una, pero muy paseada”. Preguntaba: “¿Es Bárbara?”. Y sabía leer en la expresión del jefe de la Casa como en un libro abierto. “¡Siempre acertaba!”. 

Corinna Larsen y Juan Carlos I

Vetó a dos damas catalanas en la recepción en palacio, aunque ambas poseían título. A una señora de la nobleza alemana la humilló hasta la saciedad. Sin embargo, no tuvo tanta suerte con Marta Gayá. Se le resistió. El rey luchó por su gran amor y ejerció más poder que ella.

Con algunas no estuvo tan segura, pero también se encontraban en su lista. Tal vez por este motivo cuando se ha cruzado con alguna de ellas las ha saludado con frialdad y ha evitado mantener el contacto. Son Isabel Preysler, Tita Cervera y Marta Chávarri, famosas muy conocidas del papel couché.