Hace unos días, la infanta Cristina sonreía. ¿Dónde? En Catalunya. Después del via crucis de pasar por el aro y hacer el paripé en el cumpleaños de su sobrina Leonor, la hermana de Felipe puso tierra de por medio y enfiló hacia Figueres hacia la inauguración de la exposición 'Dalí. El Crist de Portlligat' que entre otras cosas, permitió ver por primera vez en nuestra casa desde hace más de 70 años una de las obras más destacadas del pintor catalán, 'El Cristo de San Juan de la Cruz'.
Después, sin embargo, todo lo que rodea su divorcio de Iñaki Urdangarin la ha devuelto a la cruda realidad: su ex y ella todavía no han firmado los papeles, y la cosa se va posponiendo ad aeternum. Que si ¿qué hacemos con la casa de Bidart?, que si ¿qué hacemos con los regalos que nos hicieron en común? y un no acabar. Es como la canción del enfadoso. Y por si fuera poco, solo le faltaba ver esta semana una imagen que le ha provocado dolor de barriga, la de Urdangarin feliz de la vida con su nueva pareja, por quien la dejó a ella, Ainhoa Armentia, y sobre todo, por primera vez con los hijos de ella, públicamente, montando en bicicleta como una familia feliz.
Sin contar que a Cristina le provoca ira la posibilidad de que sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene, hagan vida con la pareja de su padre, cosa que ella no quiere ni imaginarse. Y ahora, un nuevo revés parala hermana de Felipe. Según explica Monarquía Confidencial, en el mencionado acto en Figueres se la vio "jugueteando con sus anillos, entre los que todavía se encuentra su alianza de casada, que se tocó repetidamente como asegurándose de que todavía la lleva puesta". Pues bien, mientras todavía continúan la infanta e Iñaki con su toma y daca particular, una de las personas que Cristina más esperaba que estaría siempre de su lado le ha dado un disgusto: su madre, la reina emérita Sofía. Tradicionalmente, uno de sus apoyos más firmes.
Explica el citado medio, de fuentes próximas a Zarzuela, que "la reina Sofía ha decidido desmarcarse de la situación personal y familiar de su hija". En resumen, que pasa de ella. ¿Por qué? Por lo de siempre: porque no quiere problemas, quiere ponerse de perfil, como siempre ha hecho, como ha hecho cada vez que pillaba a su marido Juan Carlos poniéndole los cuernos. La emérita es una especialista en lavarse las manos, en esconder la cabeza bajo tierra como los avestruces y ahora, "la emérita habría decidido evitar pasarlo mal. Este 'partido' ha decidido no jugarlo". Como justificación, dicen que la madre de Felipe, desde que murió su hermano Constantino de Grecia, solo quiere estar al lado de su hermana Irene: "Por ello, ha decidido intentar vivir de la mejor manera posible. No quiere más disgustos"... Y a Cristina, que le den, debe pensar... Los Borbones, esa familia tan unida.