Otro verano en Mallorca para el recuerdo. La reina Sofía, fiel a sus costumbres de cada año, llega a Marivent antes que cualquier otro miembro de la familia. Y pese a que muchos han esperado años para que se produzca el deshielo de las relaciones de los Borbones, lo cierto es que ella acoge a sus tres hijos y nietos por separado. Acompañada de su hermana Irene de Grecia, en la isla balear suele encontrar paz y tranquilidad. Si las condiciones climatológicas están a su favor, podría permanecer en el palacio hasta septiembre. Eso sí, no contábamos con los 250 empleados del palacio que viven aterrorizados estos días de vacaciones al servicio de la familia.
Cuando se trata de la Familia Real, todo debe estar perfecto. Es por ello que tienen a su disposición 250 trabajadores estos meses de verano. En resumidas cuentas, son personas que tienen labores de limpieza, seguridad, comida y servicio en la propiedad. La reina Sofía se encarga de hacer la supervisión, pues desde hace muchas décadas tiene la costumbre de veranear en estas instalaciones. Cuando llega, mucho antes que los demás, el equipo lo tiene todo preparado para recibirla y seguir sus órdenes.
Quienes tienen una importante tarea por delante en estas semanas son 4 de esos 250 empleados que se dedican enteramente a la lavandería y plancha de las prendas. La ropa de Sofía e Irene debe estar inmaculada, lista para cualquier ocasión y sin ningún tipo de arruga o desperfecto. La emérita, a pesar de exhibir un carácter dócil en público, es muy exigente. Tal y como informaban unos trabajadores antiguos de Zarzuela, a veces les tiraba la ropa al suelo cuando no le convencía el resultado y tenían que volver a hacerlo todo. Pero esto no es todo.
La reina Sofía exige a sus trabajadores firmar un contrato con cláusulas muy específicas
Como decíamos, la aparición de la mujer de Juan Carlos I y los monarcas es motivo suficiente de preparativos con mucha anticipación. Estas tareas de limpieza tienen un costo de medio millón de euros, son sufragadas por el Gobierno autonómico durante todo el año. Pero cuando se trata del acondicionamiento extraordinario, sobre todo cuando la familia utiliza las instalaciones, el Patrimonio Nacional asume los gastos. Y es que el palacio tiene 1826 metros cuadrados que se dividen en cuatro plantas; hay vestíbulos, biblioteca, gimnasio, cafetería y anexos. Además, el edificio se sitúa en un terreno de 33.000 metros cuadrados, rodeado de frondosos jardines.
Cabe esperar que, si se desembolsa esta cantidad exorbitante de dinero, los requerimientos para la realización de estas labores sean muy específicos. Y así es, pues el personal tiene prohibido hacer fotografías dentro del palacio. El secretismo que rodea las vacaciones y la propiedad es absoluto, tanto en las semanas de visita de los reyes y posteriormente.
Para la reina Sofía es muy importante salvaguardar este contrato de confidencialidad, algo que ha llevado con mano dura desde que el gobierno balear cedió Marivent para promocionar el turismo. Lo que es más significativo aún, al finalizar la ejecución de labores, los trabajadores no pueden revelar nada. Es de por vida.