Este fin de semana, la boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova en la finca Soto Mozanaque, en Algente, se convirtió en un evento lleno de celebridades y personajes ilustres. El evento, que comenzó a las 17:00 horas con la llegada de los invitados y rigurosos controles de seguridad, reunió a una serie de personalidades de alto perfil. Entre los asistentes estaban Pedro López-Quesada, hermano pequeño de la novia; Carlos Fitz-James, conde de Osorno; Fernando Fitz-James, duque de Huéscar; Carla Royo-Villanova con su esposo, el príncipe Kubrat de Bulgaria; e Íñigo Moreno de Arteaga junto con Teresa de Borbón-Dos Sicilias, entre otros.

También incluyó a miembros destacados de la familia real. El rey Felipe VI asistió acompañado de la infanta Cristina y sus hijos Irene y Juan, mientras que la infanta Elena también estuvo presente con su hija, Victoria Federica. Y con todos ellos, la reina emérita Sofía, que pudo disfrutar del evento con el resto.

Infanta Cristina y Felipe VI GTRES

La reina emérita Sofía, volcada en el delicado estado de salud de su hermana Irene de Grecia

La reina emérita Sofía también estaba convocada para la ocasión. Sin embargo, a pesar de la alegría y el esplendor que rodearon el enlace matrimonial, la reina Sofía se enfrentaba a una realidad desgarradora: el diagnóstico médico fatal de su hermana, Irene de Grecia. La salud de Irene ha empeorado considerablemente en las últimas semanas, y Sofía ha estado profundamente involucrada en el cuidado y apoyo de su hermana, preparándose para un desenlace que se vislumbra inevitable. De hecho, Sofía lleva semanas preparando a la familia para el peor momento.

Sofia i Irene Cadira de Rodes, CR

Esta situación amarga de puertas para dentro, sin embargo, no le impidió estar feliz al ver a sus 3 hijos juntos. Una estampa que apenas se ha visto en los últimos años, y que ha ido a menos desde la entrada de Letizia en la familia real. De hecho, esta unión entre hermanos se produce especialmente por la felicidad de su madre.