La reina Sofía no está bien. Son momentos complicados para ella. Los últimos dos años han sido muy difíciles porque ha tenido que despedirse de personas muy importantes en su vida y se ha quedado un poco más sola. La emérita dijo adiós en enero de 2023 a su hermano Constantino de Grecia que falleció de forma repentina a causa de un derrame cerebral. Le faltaron muchas cosas por decirle. Justo pocos meses después se confirmó uno de los mayores secretos que la madre de Felipe VI guardaba en silencio. Irene de Grecia, su otra hermana, padecía Alzheimer.

Es como si le hubiesen arrancado a su fiel compañera de viaje. Desde que Juan Carlos I la engañaba con otras mujeres, la reina Sofía buscó consuelo en Irene. Se quedó soltera y se instaló en Zarzuela con su hermana mayor. La conocida como tía Pecu está muy mal, la enfermedad ha avanzado a pasos agigantados. En los últimos meses ha tenido algunas apariciones porque la emérita no quiere dejarla sola y Casa Real tampoco quiere especulaciones infundadas. Ahora se mueve en una silla de ruedas porque está olvidando hasta la capacidad de andar y ya no se acuerda de nadie, ni tan siquiera de su propia hermana.
Felipe VI ha pedido más personal médico especializado en Zarzuela para que asistan como se merece a Irene de Grecia. Una persona con Alzheimer requiere mucho trabajo y la reina Sofía no puede sola, necesita ayuda para que pueda descansar, además ella también es muy mayor y está delicada. No obstante, no quiere separarse de ella, quiere sufrir la enfermedad con ella. Duermen juntas y viven en el mismo edificio. Las 24 horas del día inseparables.
La reina Sofía no se separa de Irene de Grecia
El equipo médico ayuda a Irene de Grecia a que la enfermedad avanza más lenta, ya que no tiene cura por ahora. Letizia también está muy comprometida con la causa.
La reina Sofía está muy mal desde que Irene empeoró. La familia intenta entretenerla con compromisos institucionales y también con algunas reuniones familiares. Ese es su mayor deseo, reunir a toda la familia como sucedía en Marivent antes de que fallezca. Por una última vez, cenar en una mesa con todos sus nietos alrededor, los ocho.
La emérita ve que su final está cada vez más cerca a sus 86 años, es consciente de ello. Su movilidad es más reducida y tiene pequeños descuidos, ya no puede hacer todo sola y eso le enfada.
