Si el trabajo de rey o reina les parece una bicoca, hay un nivel inferior que es todavía más goloso: miembro de Familia Real. Es el equivalente en la pulserita del todo incluido, la barra libre eterna, la happy hour infinita. Todos los privilegios a cambio de un esfuerzo igual o menor que cero. Froilán, Victoria Federica, Juan Urdangarin o Irene, la propia infanta Elena o su hermana Cristina. Pueden tener un trabajo sobre el papel, pero su productividad, valía y capacitación profesional es solo onírica. Ahora bien, todos ellos muy bien pagados: ya sea gracias a Juan Carlos... o a los amigos de Juan Carlos. Y si no estás bien pagado, haces como Iñaki Urdangarin... y bueno, todos sabemos como acaba la cosa. Es una excepción a la norma, claro, la enorme mayoría de ellos no necesita meterse en líos para vivir a cuerpo de rey.
Hemos hablado del caso español, el más próximo y escandaloso por la parte que nos corresponde, pero los Borbones no son la excepción a la norma. El nivel de parasitismo es equivalente en todas partes. En la corona británica, por descontado: la cuestión es la reacción que provocan entre los súbditos. Y esta está cada vez más airada. Una situación que se está viviendo en estos momentos, en medio de un clima especialmente convulso por las enfermedades y los conflictos con Enrique de Sussex y Meghan Markle: precisamente los únicos que han renunciado a la Royal Family. El Reino Unido empieza a decir basta de manera unánime. Republicanos y monárquicos se ponen de acuerdo: es una vergüenza.
Horas después de la sorprendente reaparición de Kate Middleton, fotografiada en un coche en Windsor junto a su madre, hay otras fotografías que hacen subirse por las paredes. Se trata de los documentos gráficos que muestran la escapada de un selecto grupo de VIPS a la carrera de F1 en Baréin del pasado fin de semana. Un presentador de televisión muy famoso, Jeremy Clarkson, el equivalente british de Carlos Sobera y hater oficial de Meghan Markle; el hijo de Madonna Rocco Ritchie; el magnate de los seguros David Howden o la socialité Tamara Beckwith; y completando el pasaje de un jet privado hasta arriba de comida y alcohol, según el 'Mirror', dos royals: la princesa Eugenia, hija del proscrito Andrés y Sarah Ferguson, o Zara Tindall, hija de la princesa Ana. Casi 300.000€ de factura solo por el vuelo, y una polémica importantísima. Pilar Eyre se hace eco de la polvareda anglosajona: "Los ingleses empiezan a criticar a sus royals".
Los ingleses empiezan a criticar a sus royals. https://t.co/4Ok3cV0Wpp
— Pilar Eyre (@pilareyre) March 5, 2024
La cronista real catalana republica un mensaje que resume perfectamente el sentimiento popular: "Royals que casi no trabajan. Tienen todos los privilegios, utilizan todas sus conexiones reales, y no devuelven nada a la sociedad. La monarquía británica en su punto más bajo". También encontramos respuestas como "viven de los contribuyentes, lavan el cerebro de la gente pero es la Familia Real más cara del mundo" o "es así como lloran la muerte de su primo", en referencia al suicidio de Thomas Kingston. Que vigilen en Buckingham: del traspié al abismo hay una fracción de segundo de diferencia.
Is this how they mourn their dead cousin-in-law?
— Jason Fields (@jasonrfields) March 4, 2024
The royal family flies on the taxpayer dime. It's a lot more than $1.50 per person a year. They brainwash the peasants, but they are the most expensive royal family in Europe. #Derangers #RacistRoyalFamily #KingCharlesTheCruel #PrinceOfPegging #KKKate pic.twitter.com/IqSmQyt9M1
— RPat360_now (@RPat360_now) March 5, 2024